Una invitación a entrenar

Mi maestro ya me había invitado muchas veces a entrenar. Esta vez su mensaje fue : «Tienes una invitación al nuevo dojo» y pensé que ya era hora de ir, después de tanto tiempo. Asi que avise que iba a ir ese viernes coincidiendo que mi hija tenía que ira Vecindario y asi me llevaba y traía.

Que alegría de volver a ver a Manuel, estaba en la entrada ocupado con la madre de un alumno. Me encontré con una compañera que empezó de pequeña y este año se examinará de primer Dan, otra gran alegría. Ella me enseñó el dojo, se nota que está decorado con buen gusto y verdadero amor por el Aikido y la cultura japonesa. Entras al tatami pasando por debajo de un torii (arco tradicional japonés). En el fondo del dojo se puede apreciar la fachada de una casita típica y en un lado, pintado en la pared un aikidoka controlando a su uke con el monte Fuji detrás de observador y un paisaje típico que se refleja en el espejo que está en el fondo al lado del expositor de armas, y en el medio el cuadro con la pintura del Fundador.

Nos fuimos a cambiar y llegaron las hermanas, que emoción al abrazarlas, están igualitas, el aikido las mantiene jovencitas 😉 Entró una chiquilla que empezaba ese día, a la que una de las hermanas le ayudó con su kimono nuevo. Mientras tanto salimos y entramos al tatami saludamos con la otra hermana que iba a dar el calentamiento. Había una niña pequeña y otro adolescente.

Después de un calentamiento bastante fuerte, me noté la falta de entrenamiento, entró el maestro. La clase sería básica con el agarre de gyakuhanmi, teniéndo en cuenta que había tres principiantes. Las hakamas nos ibamos poniéndo con los niños para ayudarles primero con el tenkan desde gyakuhanmi, llevándo a uke por el brazo que agarra, luego saliendo al lado del brazo agarrado y corte al codo, para luego llevar el brazo cogido hacia arriba y desequilibrar al mismo tiempo que entrábamos hacia su hombro. Cuando me tocó con la niña pequeña, que sorpresa, había entendido muy bien de que se trataba y lo hacía todo a la perfección, si continua, será una gran aikidoka.

La primera técnica también desde gyakuhanmi: Ikkyo ura en movimiento, para evitar que uke te golpee con su codo, muy bonita la verdad. Luego siguieron dos Kokyunage, el primero en tenkan y entrando con la cadera y el brazo hacia su cara y el segundo proyectando hacia delante.

Y al final hicimos varios juegos con un gran balón de pilates. Tirándoselo al primer despistado para luego agarrarlo en gyakuhanmi y que te proyecte hacia delante. Muy bueno para que los nuevos aprendan el mae ukemi. Y luego otros juegos de coordinación y memoria, muy divertidos, me encantan estas clases, cómo las echaba de menos.

Manuel me contó que piensa dar clases de defensa personal a niños con apoyo de una psicóloga, veo muy interesante el proyecto, ya que el acoso escolar está a la hora del día. Para aquellos que estén interesados, el dojo es muy fácil de encontrar, está cerca del Centro de especialidades en Vecindario en la calle Tiagua 10. Aparte del Aikido se dan clases de defensa personal para mujeres,
Krav maga y Wing Tsun.

Por último agradecer a mi maestro por la invitación y la divertida clase que nos dió, muchas gracias Manuel, volveré, de eso no hay dudas y por favor manténme informada de todos tus cursos.

Carina
1.4.17

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