En el gran artículo Porqué cortesía, Takahashi Sensei menciona, que en caso de que seamos tratados demasiadas veces con menos respeto o cortesía que la situación o nosotros merezcamos, deberíamos examinar primero nuestro comportamiento, que podría ser que fruncimos el ceño demasiadas veces.
Pensando en un experiencia que tuve con dos personas que sólo me conocen por escrito y me juzgaron de forma opuesta. La persona A pensó que yo era desinteresada y amable. La persona B, que yo era todo lo contrario. Pero soy la misma, quizás no tan buena como piensa A, pero seguramento no tan mala como piensa B, ellos sólo están proyectando su buena o mala personalidad en la persona a la que están escribiendo.
Esto me recuerda al cuento que leí hace tiempo:
Como es la gente en ésta ciudad?
Un viajero se para en la calle de las afueras de la ciudad y le habla con un residente.
Pregunta, «cómo es la gente en ésta ciudad?». El residente le contesta con otro pregunta «cómo es la gente en la ciudad de la que viene?»»Mala, desagradable, antipática».
«Encontrará lo mismo aquí». El viajero se marcha.
Un segundo viajero se para en la calle de las afueras de la ciudad a hablar con el residente. Pregunta: «cómo es la gente en ésta ciudad?» El residente pregunta «cómo es la gente en la ciudad de la que viene?» «Gente amable, cariñosa, servicial». Encontrará lo mismo aquí». El viajero se queda.
Asique cuando pensemos sobre los demás, a veces sería bueno reflexionar sobre las señales que proyectamos en otros y el eco que recibimos.
Trata siempre de ser como el segundo viajero.
Carina
Artículo original en Aikido Academy USA
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