Las sensaciones

No tenemos un lenguaje para los sentidos. Los sentimientos son las imágenes, las sensaciones son como sonidos musicales.
Anais Nin, escritora estadounidense 1903 – 1977

Voy a la naturaleza para ser aliviado y curado, y para que mis sentidos sean puestos en orden
John Burroughs, Ensayista y naturalista americano 1837-1921
    
No tengo pincel
que pinte las flores del ciruelo
con su perfume.
Satomura Shoha, 1524 o 1527-1602), poeta japonés

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árboles con barbas de Carina

El otro día salí a las seis y media de la mañana a hacer mi caminata y había una luna llena grande y amarilla muy hermosa, corrí hacía adentro para buscar mi cámara, saqué la foto, pero es imposible recoger esa preciosa imágen en una foto, aunque si la podemos guardar en nuestra memoria junto con la sensación que tuvimos en ese instante, lo cercana que parecía, para volver a sacar esa sensación en otro momento y disfrutar de ella otra vez.

Un poco más tarde cuando el sol apareció lentamente en el horizonte, tiñó los edificios y árboles que están justo enfrente de un color naranja luminoso, la promesa de que la calidez del día estaba cerca. Los mirlos que están por todos lados, aprovechaban el agua del riego automático de la hierba para bañarse y beber, y otros que estaban en la cima de los árboles, alegraban el ambiente con sus hermosos cantos.

En las caminatas en la montaña disfruto de toda clase de sensaciones, por ejemplo, una mañana llegamos a la cima con lluvia y hacían 5 grados, sentir frio en Gran Canaria es algo diferente y muy bienvenido. Nos pusimos toda la ropa abrigada que encontramos en el coche, nos refugiamos en el bar, donde un humeante café con leche nos calentó por dentro, ya cuando salimos había parado la lluvia, aunque seguía la niebla y el frio.

Si fuera con los ojos cerrados, podría acertar por donde estamos paseando. Entrando en los pinares en la sombra de los pinos, la brisa fresca penetra por todos mis poros, que también respiran ese aire puro, y huelo el aroma característico del pino a la vez que oigo el sonido de algún pájaro carpintero. Cuando salgo del pinar cambia el olor, siento el dulce perfume de los almendros y alguna higuera y la fragancia de las flores al costado del camino. Es extraño que las flores sólo crezcan a ambos lados del camino, creemos que el roce de los caminantes con las plantas lleva las semillas a lo largo de todo el camino, por lo que sólo se multiplican allí por donde pasan los caminantes.

Y cuando bajan las nubes y la niebla cubre el pinar, éste adquiere un aspecto mágico con los castaños llenos de barbas que se forman por la humedad, la sensación de las diminutas gotitas de la niebla rociando la cara como una lluvia muy muy suave también es especial.

Cuando llegamos a una plataforma que está a casi 1400m sobre el nivel del mar y desde donde se aprecia la costa occidental de la isla con muchos acantilados y riscos, te entra una sensación de libertad como si pudieras volar, que pequeños somos al lado de tal majestuosidad, entonces poco importan los minusculos problemillas diarios que dejamos allí abajo.

Solemos ir a un restaurante canario que tiene unas flores autóctonas muy bonitas en la entrada, enormes flores rojas del Teide, pero lo mejor allí es un postre delicioso, se me hace agua la boca, nada más pensar en él, un parfait de higo frio con salsa de chocolate caliente, una mezcla increible, todavía me puedo imaginar su sabor especial.

Nuestra mente tiene un disco duro muy especial y desarrollado porque además de guardar las imagenes y sonidos también guarda olores, sabores, tacto y sentimientos todas esas sensaciones especiales que disfrutamos a lo largo de nuestra vida y que podemos volver a recordar cuando nos sentamos tranquilamente a descansar.
Carina

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