Cuando nuestro hijo tenía diez años nos insistió en comprarle una iguana o una pitón(un amigo llevaba una en el bolsillo). La idea de comprar ratones vivos para alimentar a una pitón no nos hacia mucha gracias asique optamos por la mascota que nos pareció más graciosa. Nos hicimos con el equipo completo: piedra calentable para que haga la digestión, pienso especial, una correa por si la quería llevar de paseo y la pusimos en un acuario vacio del trastero.
A Juana le gustaba trepar por las cortinas y mirar desde lo alto del palo de las mismas cuando estaba suelta. Fue creciendo y un día vimos que en el acuario había huevos, como no había iguano fueron simplemente sus deseos de ser madre, su instinto.
Ya la habíamos cambiado del acuario pequeño a uno más grande que ocupaba todo el largo de una cajonera, pero esta también le quedó pequeña asique nuestro hijo y su amigo construyeron una jaula grande en el patio. Cuando la dejaba suelta y se escapaba, no iba lejos se subía a la araucaria que tenemos en el patío y había que trepar y engañarla para que bajara llevando una toalla, ya que sus uñas afiladas dejaban sus marcas.
La nueva casa quedó guapa con un tronco para que pudiera subir a tomar el sol, le gustaba mucho que le acariciaran la cabeza y su golosina era la lechuga, de la cual no había que darle damasiado. En invierno no comía y el resto del año comía zanahoria rallada, manzana, tomate, lechuga y pienso y le gustaba que la bañemos con la manguera, realmente disfrutaba de la ducha.
Después de unos años descubrió un hueco en la jaula por donde salir para probar las tiernas hojitas del flamboyan, nuestro hijo mayor no estaba, asique entre el pequeño y yo pusimos lechuga en un cubo y por suerte se dejó engañar y así la pudimos volver a meter en su jaula. Otro día escarbó un túnel en la tierra, digno del mejor ladrón de bancos.
Hace más de un año llegó una perrita boxer a la casa, que no se llevaba muy bien con Juana se gruñian entre sí. Lamentablemente un día no sabemos como la perrita pudo cogerle parte de la cola que se desprendió, pensamos que volvería a crecer. Por lo visto se la estaba curando, porque muchos días tenía sangre en la boca. No sabemos si fue la razón o simplemente este invierno demasiado frio, lo cierto es que el sábado pasado estaba como siempre, parecía dormida, pero al llamarla ya no abrió los ojos, se había ido al cielo de las iguanas.
Carina
Juana de Carina
Un poco más de información sobre esta mascota fácil de cuidar
Iguana es un género de reptiles escamosos de la familia Iguanidae nativos de zonas tropicales de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe. Viven normalmente en árboles, alrededor de 1,2 m sobre el suelo. A pesar de su tamaño, pueden moverse velozmente entre las plantas y son excelentes trepadoras.
Posee una papada, un par de espinas que corren por la espalda hasta la cola y un tercer ojo en la cabeza. Este último es conocido como ojo parietal, el cual parece una escama pálida en la cabeza. Detrás del cuello hay unas escamas que asemejan picos, nombrados escamas tuberculares.
La iguana verde (Iguana iguana) tiene 1,50 m de longitud. En el cuello y dorso tiene una alta cresta, formada por espinas independientes; otra serie de espinas similar aparece bajo el mentón. Posee cuerpo y cola alargados y estrechos; con esta última puede dar poderosos golpes, aunque es un animal inofensivo.
Las iguanas son animales herbívoros y ovíparos. Colocan sus huevos bajo tierra durante el mes de febrero. Alcanzan la madurez sexual a los 16 meses de edad, pero son consideradas adultas a los 36 meses, cuando miden 70 cm de largo.
Las iguanas tienen una excelente visión y pueden ver cuerpos, sombras y movimiento a grandes distancias. Usan sus dos ojos para navegar a través de selvas densas, así como también para encontrar comida. Tienen también ciertas señales visuales para comunicarse con otras iguanas.
La oreja de la iguana es conocida como tímpano, que es una estructura externa localizada cerca de los ojos, y en realidad no procesa el sonido, simplemente lo transmite a un oído.
Fuente Wikipedia
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