En el Hombu Dojo, 17-18 Wakamatsu Cho, Shinjuku-ku

El miércoles 20.5.2005 a las 6 de la mañana llegamos al Hombu Dojo después de una caminata de aprox. 25 min. desde el Hotel Will Shinjuku, donde nos alojábamos. Habiamos llegado a Japón el dia anterior. Realizamos la incripción en la entrada, donde nos atendió un Uchideshi del Doshu muy amable en inglés, había que rellenar una tarjeta para la matricula, la cual tienes que entregar cada día cuando vas a entrenar y la recojes cuando sales y pagamos, se paga por día y puedes entrenar con los maestros que quieras durante todo el día. También puedes pagar por mes, pero el precio equivale a 10 clases y no ibamos a ir tantos días. Dejamos nuestros zapatos en unas estanterías que hay en la entrada y fuimos a cambiarnos. En el tatami de la primera planta entrenan los principiantes, en la segunda los de mayor nivel y en la tercera las mujeres. Nosotros fuimos a la segunda planta, donde empezaba la clase del Doshu a las 6.30. Los hombres entran al tatami directamente desde su vestuario y nosotras que teníamos el vestuario en otra planta entramos por el mismo sitio que el Doshu. El tatami estaba cubierto por una lona blanca bastante áspera, que entrenando nos lastimó los pies por el continuo roce. Entramos y empezamos a calentar hasta que oimos un grito y todos se pusieron en seiza y en silencio, entró el Doshu, que emoción estar alli entre tantos altos grados y profesores de aikido de Tokio, muchos de ellos comenzaron a entrenar con el Fundador o con su hijo Kisshomaru.Comenzó una clase normalita con las técnicas básicas que vemos a diario , lo que es cierto que una hora nos cundió como dos de aqui. El Doshu mostraba la técnica dos veces y a entrenar en silencio y fluidito. Yo tuve la suerte de entrenar con los dos ukes del Doshu , pero el tatami estaba tan lleno que muchas veces caia en el suelo de madera que estaba alrededor del tatami. En ese suelo también se tuvieron que poner y además en seiza nuestras acompañantes que no entrenaban, por los menos les dejaban ver la clase, pero lógicamente no aguantaron mucho tiempo. Al final de la clase cuando nuestras caras estaban de un rojo subido y nuestros kimonos empapados, y eso que era temprano, después de saludar y de que saliera el Doshu, el japonés que llevaba la voz cantante alli, que antes habia avisado de la entrada del Doshu, un hombre mayor, bajito, con el pelo rizado y que llevaba una hakama rota en las rodillas por el uso fue a buscar una aspiradora y haciendo torifune limpió el tatami con una rapidez que denotaba años de práctica, los demás fueron a buscar paños y palanganas con agua y todos ayudamos a limpiar las maderas alrededor del tatami y las esquinas. Tuvimos suerte porque al día siguiente el Doshu viajaba a Duisburg, Alemania para los World Games y donde Asai Sensei celebraba su 40 aniversario en Alemania y sus 50 años practicando aikido.El Doshu, que vive al lado del Hombu Dojo regresó de Alemania el martes siguiente y el miércoles y jueves volvimos a entrenar con él a las 6.30 de la mañana, porque el viernes ya teníamos que regresar a Las Palmas.Un detalle bonito que describe la amabilidad que en todo momento recibimos por parte de los japoneses: En nuestro último día le comenté algo a mi uke de ese momento Yamashita Sensei, un 6ºDan, que tiene su dojo en Chiba, sobre que me gustaría hacer unas fotos, salió del tatami,fue a buscar una cámara desechable al coche, nos hicimos fotos y me regaló la cámara. Yo luego las revelé aqui y lógicamente le envié todas las fotos que él había hecho anteriormente y que ya estaban en la cámara.

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