Disfrutar de las clases de Aikido

En las primeras clases de Aikido nos sentimos torpes, nos duelen los brazos y piernas al no relajarlos, no nos atrevemos a caer, sentimos molestias en las rodillas al estar demasiado tiempo en seiza, los nombres de las técnicas nos suenan a «chino»..
Si nos logramos adaptar y tenemos la constancia de soportar las primeras clases digamos que asistimos regularmente durante 3 meses notaremos como relajando y empleando el cuerpo en lugar de sólo los brazos, éstos ya no dolerán, las caidas poco a poco van saliendo, las rodillas y empeines se acostumbran y los nombres de las técnicas a fuerza de repetirlas las vamos aprendiendo.
A medida que pasen los meses nos iremos examinando de los grados kyus según el maestro vea nuestro progreso.
El tiempo pasará y después de tres años nos hemos adaptado a la hakama y en algún momento nuestro maestro nos apartará del grupo para preparanos durante algunos meses para el examen de primer dan.

El ansiado cinturón negro es el primer paso para comenzar a comprender realmente el significado de lo que es el Aikido, mucho más que un simple arte marcial y nos daremos cuenta que ha merecido la pena la paciencia y el entrenamiento regular y constante. Ya no nos preocupará buscar a un compañero de un grado más alto porque entrenar con los principiantes es una deuda que adquirimos por la paciencia demostrada hacia nosotros en nuestros comienzos y un nuevo reto. Tratar de ser cada dia mejor uke tanto para los grados más altos como para los principiantes y el hacerle de tori a estos últimos es una mejor forma de aprendizaje, haciendo que mantengan siempre el contacto con nosotros, que se relajen y ayudándoles en las caidas; de esta forma iremos asimilando y entendiendo mejor este arte marcial tan completo que nos cambiará la vida.
Carina R.L

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