Disfrutando mis paseos

El camino es el que nos enseña la mejor forma de llegar y nos enriquece mientras lo estamos cruzando.
Paulo Coelho

Todos los pensamientos verdaderamente grandes son concebidos al caminar.
Friedrich Nietzsche

Creo que en el momento en que mis piernas comienzan a moverse, mis pensamientos empiezan a fluir.
Henry David Thoreau

Hace unos años cuando paseaba por la playa llevaba un MP3 para escuchar música, luego se me rompió y eso fue bueno, porque empecé a disfrutar realmente con todos mis sentidos. A oir el murmullo del mar al romper las olas, alguna gaviota que sobrevuela la orilla en busca de peces y las alegres risas de los niños que hacen ukemis en el agua o castillos en la arena. Sentir el frescor del agua en los pies, observar a los chorlitejos buscando su comida en la arena y volando hacía un lugar más seguro cuando viene la ola o pasa alguna persona. Relajar la vista al mirar el horizonte: la unión del cielo con el mar, el sol que baja a su lecho en el agua y las nubes en el cielo que parecen algodón de azúcar. Respirar el aire sano que huele a sal y algas.

En mi paseo invernal hay muchisimas sensaciones más. Bajando hacía el parque respiro el perfume de alguna de las flores que crecen en los jardines y solares y a la vez mi vista se alegra de los bellos colores de las mismas. A la hora de la puesta del sol en algunos ficus al lado del mercado oigo los pájaros alborotados, estarán contándose las emociones vividas durante el día?

El parque suele estar lleno. Padres sentados en los bancos mientras los niños andan en bicicleta o patines, familias haciendo sus picnics sobre la hierba o en las mesas celebrando algún cumpleaños con guirnaldas y globos en los árboles.  Jóvenes corriendo contando las vueltas que les faltan por dar, a veces también algún budoka practicando con su bokken o proyectándo a un compañero o un grupo de niños haciendo katas de karate con su instructor.

Sobre el puente que cruza el estanque siempre hay niños observando a los patos, peces y tortugas, tirándoles migas de pan. Un día había un patito comiendo las migas y cuando los peces saltaban a comer también, el patito los perseguía. La zona del anfiteátro está llena de lagartos que salen a tomar el sol y suele haber niños pacientemente sentados poniendo un trocito de pan como cebo y atentos con una pequeña red de pesca a ver si cogen a alguno.

Luego cruzo la carretera, paso al lado del ayuntamiento y sigo el camino verde en dirección al Faro, encima de la flor de un maguey más alta que el edificio de los juzgados casi siempre hay uno o varios periquitos verdes muy ruidosos observando toda la zona.

Cuando riegan el césped en aquella zona debajo de los árboles, los mirlos escarban en la tierra húmeda llamando con su canto musical a los amigos y aprovechan la ducha.

Luego paso unos eucaliptos donde suele haber mariposas de color naranja
bailando en el aire. Ya en la recta hacia la playa paso unas hermosas buganvillas naranjas, fucsias, rosas, rojas y blancas,un Minigolf, luego unos arbolitos donde suelen haber canarios o estrildas con su antifaz rojo, aunque a veces no se vean se oyen.

Paso la parada de autobuses y el hotel Faro subo la escollera para disfrutar de ese aire fresquito que penetra por todos mis poros. Desde arriba se ven los cangrejos agarrándose de las piedras y usando el peso bajo para que las olas no se los lleven cuando rompen sobre ellos.

escollera y esculturas de Carina

Al lado de la escollera hay unas esculturas de arena: Bart Simpson en un banco al lado del cual se puede sentar la gente a sacarse fotos como recuerdo dejándo unas monedas al artista, además está Bob Esponja y Patricio y un perro con su cachorro que a veces son sutituidos por un dragón.

Charca de Maspalomas de Carina

Bordeando la playa, cuando hay marea baja asoman las piedras, y a veces se ve alguna gaviota disfrutando de un suculento pescado fresco. Otras veces hay niños con baldes buscando bígaros o pulpos. Y un poco más allá los barcos pescando con sus redes. Luego llego a la charca de Maspalomas, allí siempre tengo motivos para fotografías: los correlimos, chorlitejos, gallinetas, fochas, garzas reales, garcetas, gaviotas, etc. que a esta hora de la tarde están buscando su cena en la orilla. Y entre los juncos con suerte veo algún pajarito pequeño o gorrión. A veces a lo lejos se puede observar un avión descargando paracaidas que caen en las dunas.

Las palomas me acompañan por todo el camino y además no tienen ningún miedo, buscan las migas tanto en la playa al lado de los turistas que toman el sol como entre los pies de las personas sentadas en las mesas de los bares.

A la vuelta paso al lado del barranco, a veces cruzo hacia el otro lado para ver los camellos en las dunas. Por ese mismo lado también paso por la zona de principiantes del campo de golf, donde el césped está lleno de puntitos blancos, las pelotas perdidas, una vez también había un zarapito buscando gusanos en la hierba desierta a esa hora de la tarde. Y las piedras de lava que componen la pared siempre reflejan el calor del sol que han absorbido durante todo el día.

del otro lado del barranco de Carina

Por el otro lado hay una zona donde siempre hay cinco o seis gatos descansando, los turistas les ponen agua y comida. En esta parte también paso al lado de los jardines de un hotel y disfruto de la suave música que sale del piano bar. Más adelante llego al skate park admirando a los chicos que saltan por encima de obstáculos con sus skates.

Cruzo otra vez la carretera y paso el parque de atracciones al lado de los coches de choque y los niños que saltan encima de unas colchonetas, la gran montaña rusa siempre está iluminada con luces multicolores.

La próxima carretera la cruzo por debajo, por un túnel que tiene grafitis artisticos, a veces me encuentro de frente con una familia joven con un cochecito con un niño que me saluda con su manita y sonríe, esta sonrisa te calienta el corazón.

Dejo atrás el parque y paso por el parque de bomberos, donde hay unas higueras que tienen un olor dulce muy agradable. Paso el colegio y el puente de la autopista. Y después de dos horas de camino viene el esfuerzo final en forma de cuesta, al principio era muy duro, pero a todo nos acostumbramos y además es un buen complemento para reforzar las piernas para el aikido.

Carina

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