Debemos dejar nuestro ego fuera del dojo(Reflexión)

Cuando llegas a cinturón negro primer Dan en Aikido, has subido el primer peldaño, conoces todas las técnicas superficialmente y vuelves a empezar desde el principio viéndolas con más detalles:
– cual es la mejor forma de desequilibrar a uke,
– emplear más la cadera y por consiguiente lograr mayor proyección con menor esfuerzo
– ya no deberías cargar los brazos ni los hombros sino emplear siempre todo el cuerpo, manteniendo una postura recta y fuerte pegada al suelo.
Lamentablemente muchos no asimilamos este primer paso, crece nuestro ego y pensamos que lo sabemos todo.., en el dojo evitamos a los nuevos buscando a los de “nuestro nivel” o mayor, pensando erróneamente que así progresaremos más rápido.
En el olvido quedaron nuestros primeros días con movimientos torpes, miedo a caer y dolor en los brazos y el cuerpo por la falta de relajación.
Cómo hemos llegado hasta aquí?… entrenando sólos?.. o gracias a la paciencia que tuvieron nuestros compañeros en su momento.
Aunque no busques los grados para dar clases ten en cuenta que ayudando a los principiantes se aprende muchísimo, lo mismo que practicando con los demás.
Es muy gratificante cuando un compañero te pide ayuda para preparar su próximo examen, el maestro a veces no dispone de tiempo para contestar a todos las dudas y tal vez tú inspires más confianza a la hora de preguntar y de alguna manera eres un ejemplo para algunos compañeros dentro del dojo.
Lo más importante en el Aikido es mantener la humildad sin ella nos estancaremos… no permitamos a nuestro ego entrar al dojo.
En el Hombu Dojo al final de la clase cada uno coje su cubo con agua y su paño para limpiar, los grados más altos los primeros.., por la mañana en la clase de las 6:30 del Doshu están casi todos los maestros de Tokio, uno bajito mayor con la hakama rota es el que saca la aspiradora, también el que avisa antes de que entre el Doshu para ponerse en seiza para saludar. Es una costumbre japonesa muy bonita que aparte de mantener el dojo limpio nos recuerda que todos somos iguales independientemente del grado o siendo mejor o peor haciendo las técnicas.
Como dice mi maestro hay que practicar con todos sin despreciar a nadie. Si alguien te pide practicar con él y ya tenías uke en el próximo cambio te buscas al que te lo ha pedido.
Anoche llevé mi reflexión al dojo para que la lea mi maestro y su comentario fue: » Parece que las charlas que les doy al final de la clase están surtiendo efecto».
Gracias Manuel por tus enseñanzas!
Carina R.L.

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