Algunas reflexiones sobre el crecimiento en Aikido

Aikido es como el agua, buscando siempre su propio nivel. A veces, se verá claro, o sólido, lleno de impurezas, o simplemente en forma de nubes. A través de todo, seguirá siendo agua, desempeñando su papel natural en el mundo.
Francis Y Takahashi

Los motivos que nos llevan a apuntarnos en un arte marcial como el Aikido son diferentes para cada persona, aunque la mayoría lo hace sin duda, para poder defenderse en un momento puntual. Porsupuesto que hay artes marciales donde puedes llegar a este objetivo en mucho menos tiempo. Pero si eres constante y tienes la paciencia necesaria lo conseguirás también con el Aikido y lo mejor de todo es que no sólo obtendrás un cuerpo fuerte y una postura segura, sino que toda esa fortaleza física la notarás también en tu interior, mejorará tu autoestima y tu seguridad en ti mismo.

Entrenando regular y constantemente en algún momento nos examinaremos. Los examenes tanto de kyu como de dan son un reconocimiento a nuestro esfuerzo diario y con ellos adquirimos una responsabilidad hacía nosotros mismos, hacia nuestros compañeros en el dojo y hacía nuestro Sensei.

Nuestro Sensei nos instruye, nos corrige pacientemente y confía en que seguiremos creciendo dentro del budo. Nuestros compañeros más avanzados nos ayudan en ese camino pasito a pasito adaptándose a nuestro progreso. Y a los que empezaron más tarde les debemos nuestra atención y paciencia para ayudarles y aprovechar su inexperiencia además para aprender a enseñar. La responsabilidad con nosotros mismos es seguir entrenando para mejorar día a día y ser merecedores del grado que nos otorgan siendo mejores budokas, pero sobre todo siendo mejores personas.

El camino hacia un grado dan requiere un tiempo, no sólo de entrenamiento, se suele pensar que entrenando el doble de horas,  obtendremos nuestro grado en menor tiempo. Creo que es un error frecuente porque no sólo debemos crecer fisica o mejor dicho exteriormente, al mismo tiempo o tal vez más importante es nuestro crecimiento interior, nuestra madurez mental. Si nuestra intención es utilizar ese grado para enseñar a otras personas que confiarán en nuestro conocimiento técnico y  nuestro saber transmitirlo.

El conocer las técnicas con todo detalle, saber transmitirlas y controlar que nuestros alumnos entrenen de forma que no se lesionen nos hace aptos para ser un buen instructor, pero no necesariamente un maestro.

Un buen maestro debe ser respetado por sus alumnos a través de la experiencia, auto confianza y respeto por los demás.

Un verdadero maestro vela porque su alumno progrese, y disfruta en ver como mejora en su budo y como persona, alegrándose de que incluso lo llegue a superar algún día, su meta es esa posibilidad.

Un buen maestro anima a su alumno a participar en cursos y seminarios que pueden ayudarle a mejorar.

Un buen maestro conserva su humildad sabiendo que su propio aprendizaje nunca termina y que todos los días puede aprender incluso de sus alumnos y está abierto a sugerencias en ese sentido.

Un buen maestro sabe asumir sus errores con modestia, ya que todos somos humanos y nadie es infalible.

Pero algunos de nosotros no entrenamos para abrir nuestro propio dojo, seguimos aprendiendo a diario, puliendo nuestras técnicas asi como nuestra persona. Tratamos de ayudar a cada compañero nuevo que se apunte a ser paciente y disfrutamos de ver cómo también él va creciendo. Además nos preocupamos de difundir y dar a conocer este arte marcial tan completo agradeciendo así a O Sensei el enorme regalo que nos ha dejado.

Carina

You can read this article in english in Aikido Academy USA
Du kannst diesen Artikel in Wir trainieren Aikido auf deutsch lesen

Share