Baño de Bosque

En Japonés llamado Shinrin-yoku, en China Sanlimyok y en Corea Visita a un bosque. Nosotros los occidentales recién estamos empezando a entender lo que significa este término y sus beneficios.

Bueno pero esto es sólo una introducción para contarles el día maravilloso que pasamos nuevamente, no exactamente en un bosque, pero si en una naturaleza que se había puesto su mejor vestido.

Cómo siempre nos reunimos a las nueve, eramos justo cinco, por lo que cabiamos en un coche. Se había incorporado una nueva compañera al grupo, que se integró perfectamente. Subimos a Tunte para tomarnos el desayuno, para algunos como yo, el segundo e informarnos del tiempo que iba a hacer. Al parecer sobre las doce iban a aparecer nubes y podría haber lluvias aisladas. Preguntamos cuando pasaba la guagua, las respuesta fue en aprox quince minutos, aunque nuestro informante no estaba seguro si ese horario también valía para los domingos. Fuimos al parking que está al lado de la parada de la guagua, mientras todavia estabamos decidiendo que hacer, ésta apareció. Cogimos nuestros bastones y mochilas y subimos, la mayoría de los pasajeros eran extranjeros que también subían a caminar.

Nos bajamos en Cruz Grande, desde allí ibamos a caminar a la Degollada de la Manzanilla y bajar de vuelta a Tunte. El día estaba espectacular, el cielo completamente azul, sin ninguna nube, el aire fresco y limpio, se notaba que hacía poco que había llovido, porque todavía quedaban algunos charquitos y los árboles y plantas tenían ese verde intenso y las flores brillaban. A los costados del camino vimos esas plantitas rastreras llenas de florecitas amarillas. Luego también aparecieron las margaritas, unas planta endémicas con unas rositas de un rosado casi lila (cistus ocreatus), las flores que llamamos las de Harry Potter, asphodelus albus y las retamas de un amarillo que con su brillo competían con el sol. Caminamos a veces conversando animadamente, otras escuchando los alegres cantos de los pájaros y sacando fotos del bello paisaje, siempre tratando de tener en primer plano alguna de las flores puestas allí por la naturaleza especialmente para nuestro disfrute.

Las nubes todavía no habían aparecido cuando paramos en unas rocas que invitaban a sentarnos para descansar y recuperar fuerzas con agua, alguna fruta o bocadillo que traiamos en nuestras mochilas. Estábamos más o menos en la mitad del camino, allí adonde el maestro de un colegio suele llevar a su clase a montar un nacimiento para Navidad, el mismo lugar de mi historia del sombrero bumerang.

Ya desde ese punto emprendimos la bajada, pasamos por paisajes de rocas diseñadas por la mejor artista escultora, la naturaleza que adornaba esas piedras de tantas tonalidades de marron, negros y grises con el verde de los pinos y las plantas que a su vez lucían sus flores blancas, amarillas, rosas y algún azul, violeta de lavanda y la flor morada (Echium plantagineum). Tuvimos la suerte de ver todavía a algunos almendros ya con hojitas pero con alguna flor y uno que recíen estaba completamente en flor, era uno de los retrasados, tal vez había recibido menos calor. Pasamos por la finca de cerdos, la cual se podía oler desde lejos y a medida que nos acercábamos al pueblo también empezamos a ver las pequeñas flores en forma de vela, el altramuz azul.

Entramos en el pueblo desde donde la bajada es casi en picado, al día siguiente tendríamos agujetas por la gran bajada, el sol seguía acompañandonos, los hombres del tiempo se había equivocado otra vez o tal vez cuando nosotros caminamos, el sol siempre nos acompaña. Volvimos al mismo restaurante donde habíamos desayunado, esta vez para un delicioso almuerzo, era excelente, pero tan abundante que ese día ya no cené.

Al llegar a casa estaba super relajada, todavía no se si fue porque hacía tiempo que no caminaba por el maravilloso paisaje de nuestra isla, al haber estado un mes fuera, pero fue otro día inolvidable, una inmersión en un baño de la naturaleza .

Carina

 

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