El sombrero bumeráng

Ésta vez tomamos la guagua, después de dar una pequeño paseito buscando la parada, hacía años que no viajábamos en guagua. Nos aseguramos que era la parada correcta, preguntándo a unos policias locales que estaban cerca. Disfrutamos del paisaje desde arriba en el autobus, tienes una vista mucho mejor de la profundidad del barranco, al estar más altos que en el coche, que verde estaba y cuántas palmeras había. En algunas curvas estrechas hubo que parar, incluso ir marcha atrás para dejar pasar a otro autobus más pequeño que venía de frente.

En menos de una hora llegamos a Tunte o San Bartolomé para tomar el cafesito caliente con el sandwich para coger fuerzas para la caminata que nos esperaba. Subimos a lo alto del pueblo hacía el lado soleado, en dirección al centro de la isla había unos nubarrones anunciando lluvia, volvimos a ver el hermoso arco iris, que habíamos visto desde la guagua, incluso pudimos fotografiarlo a gusto. A la salida del pueblo encontré una flor azul que no había visto hasta ahora, la lupina, según nuestros compis. Seguimos la marcha hacia la degollada de la manzanilla, nombre apropiado ya que a ambos lados del camino nos acompañaban las manzanillas en flor con su agradable aroma. Aroma empañado primero al pasar por una finca de cabras cuidada por unos perros concienciados con su trabajo de guardianes, ya que no pararon de ladrar hasta que pasamos. Y más adelante una finca de cerdos que también estaba vigilada por dos perros atados, pero estos estaban muy contentos de vernos ya que no hacían más que mover la cola queriéndo que nos acercáramos a acariciarlos.

Pasamos el camino rodeado de rocas donde el eco te devuelve tu saludo. El sol nos seguía acompañando, pero detrás nuestro, las nubes se acercaban y el viento estaba realmente frio. Llevábamos las manos en los bolsillos, salvo la que llevaba el bastón, había que intercambiarlas, para ir calentándo una y la otra. Lo bueno del frio era también que caminábamos más rápido para entrar en calor. Asi que pronto estuvimos arriba, nos sentamos en la piedras calentitas por el sol, para beber agua, comer nuestra manzana y bocadillo. Un compañero llevaba un sombrero de paja, al cual en un momento de distracción el viento se lo llevó, ya lo dimos por pérdido, se había ido al valle que estaba mucho metros abajo nuestro. Pero de repente el sombrero volvió a aparecer, nuestra compañera se levantó y rápidamente lo recuperó, un milagro ! Supongo que otra corriente de aire lo volvió a traer, pero a nosotros nos pareció un milagro del lugar donde un profesor de un colegio todos los años coloca un belén con su clase y después de Reyes lo vuelven a buscar. Una bonita excursión de una clase por la naturaleza y un recuerdo imborrable para los alumnos.

Seguimos nuestro camino a la sombra de las inmensas rocas, más frio, pero mucho mejor para caminar, seguiamos subiendo hasta el cruce, donde un cartel nos indicaba hacía abajo a Ayagaures. Ahora el camino seguía en bajada por suerte había más hueco entre las rocas adonde nos llegaba la calidez del sol. Seguimos entre hermosos pinares, de vez en cuando asomaba un amarillo intenso de algún diente de león en flor. También nos encontramos con la que llamamos flor de Harry Potter, una Asphodelus, ya que leí que aparecía en alguna posión mágica de este personaje literario.

Notamos que estabamos yendo hacía el sur, la vegetación estaba más seca y hacía más calor, ahora sentíamos el aire fresco como una bendición. En verano, a ésta hora, mediodía, no se puede caminar por esta zona, te achicharras. Nos encontramos con muchos caminantes extranjeros de frente en pantalón corto, ellos iban hacía arriba, hacía el norte, hacía el frio. También nos encontramos con dos chicos primero de frente, subían y luego nos pasaron bajando, estaban preparando la Transgrancanaria, una prueba de 125 km que cruza la isla. Unos pasos más y : Aaaahh ! A lo lejos se divisaba una presa brillando al sol, la Gambuesa, que poquita agua. Ojalá llueva, es necesario, ya que toda la vegetación se está secando. Y un poco más adelante la otra presa más cercana, Ayagaures que antes estaba oculta a nuestros ojos en el fondo del barranco. Que paisaje más bello, el agua entre las verdes palmeras, la recompensa de estos 14 km que estábamos recorriendo.

el sombrero

Otro maravilloso día en nuestro continente en miniatura, donde en lo alto, en el centro de la isla hace frío y a pocos kilómetros al sur hace calor.

Carina

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