Una clase de lujo

Ese lunes ya nos enteramos a primera hora de la mañana de que en la costa este, sobre todo por Telde, es decir a lo largo de la autopista de Las Palmas hacia el sur estaba cayendo una tromba increible, vamos que los grandes nubarrones se estaban vaciando exclusivamente sobre esa zona, ya que en el sur, por casa, había salido el sol y tenía pinta de que iba a ser otro estupendo día de playa. Cuando llegamos a la piscina, vimos que era verdad lo que nos temiamos, nuestro monitor que venía de Las Palmas estaba en un atasco, lo normal cuando caen esas cantidades de agua.

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Nos metimos en la piscina como siempre y ya nos habíamos acostumbrado al agua después del primer contacto fresco, nadando de un lado para otro y moviéndonos constantemente. A la vista de que el monitor no llegaba, nuestra compañera Maria Elena que es una de las mayores del grupo y la que normalmente lleva la voz cantante comenzó a moverse. Cada día cuando faltan unos minutos para las nueve ya está llamando » música maestro», para que podamos empezar a la hora. Ésta vez no hizo menos, pero los dos monitores que había en la piscina hicieron oídos sordos.

Otra compañera dijo, «venga la que sepa que se ponga a arriba a cantar una de Rafael», es su broma especial, siempre pide una canción de Rafael, debe de ser super fan. Maria Elena nos dijo que empecemos, comenzamos a correr dentro de la piscina en circulo, como solemos hacer en la clase, luego hacia atrás, paso lateral, nos indicaba todo lo que recordaba. Luego en nuestro sitio, tocarnos los pies, las rodillas para arriba, con las manos hacia un lado y hacia el otro, tocarnos las nalgas con los talones, la verdad que lo estaba haciendo genial. Cuando ya no recordaba nada más, salió de la piscina para coger el material, nos tiró un fideo a cada una y se quedó arriba indicándonos lo que teniamos que hacer, la mayor parte de nosotros la seguiamos, hubo una que salió para irse a su casa. Para que había venido?, nosotros aparte de hacer buen ejercicio estabamos muertas de risa de ver a nuestra compañera imitándo al monitor. Asi nos encontró nuestro monitor que entonces llegó corriendo. Lástima de no haber nadie con un móvil para grabarlo, de verdad merecía la pena.

María Elena nos habia hecho pasar un rato especial, dando una clase como ella la recordaba y además haciendonos reir que es lo más importante. Había demostrado iniciativa y como siempre nos había levantado el ánimo con su forma de ser positiva. No se pierde una clase, a no ser que tenga algo impostergable y eso es lo que la mantiene joven, a pesar de su edad. Está claro que nuestra edad no la marca el tiempo la marca nuestro ánimo y el ánimo que irradia esta bella persona no sólo la mantiene joven a ella sino que contagia a las demás.

Carina

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