Pequeños momentos mágicos

Hay belleza en todas partes, pero no todo el mundo puede ver.
Confucio.

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El otro día por la mañana estaba regando las plantas del patio como todas las mañanas y cuando llegué hasta la enredadera que había criado desde una ramita pequeña traída de uno de mis paseos, me llevé una bonita sorpresa, una hermosa flor azul violácea brillaba entre las hojas verde claro y oscuro, como dandome los buenos días.

Al siguiente fin de semana me fui a caminar a la playa, siempre voy distraida, pensativa y buscando posibles motivos para sacar fotos, cuando una persona me llamó por mi nombre, era alguien a quien no había visto hace mucho tiempo, que me saludó con alegría, presentándome a sus padres que estaban de visita en la isla.

Un momento que recordaremos siempre fue cuando estando de visita en Madrid en el parque de Casa de Campo mi hijo menor se subió a los hombros de su hermano para grabar con el móvil los dos pichones que estaban en un nido de tórtolas que estaba en el hueco del tronco de un árbol, momentos en los que compartimos nuestras carcajadas.

Otros momentos de alegría los tuve al recibir por Whatsapp una nueva foto o video de la sobrina pequeña de casi dos años de mi hijo; cuando me comenta alguien cercano en Facebook, del que hacía mucho tiempo no tenía noticias o poder despertarme el domingo por mi misma, sin despertador y saber que no tengo que ir a trabajar.

Momentos mágicos son también sentir el calor de los rayos del sol en una fria mañana de invierno; saborear un croissant calentito acabado de sacar del horno que se deshace en tu boca; sentir la fresca brisa del mar en un día de siroco; que tu mirada se encuentre con la de un niño e intercambies una sonrisa; ver como el sol se esconde en el horizonte donde se une el cielo con el mar, una bola dorada que a medida que se va hundiendo en el mar, se va haciendo más pequeña, quedando al final sólo un hilito y un halo dorado visible entre las dos partes de diferentes azules, un momento precioso.

Yo tengo la suerte de vivir en un pequeño paraiso, mucha gente me lo ha dicho, y yo misma soy consciente de ello, sólo el hecho de coger el coche y estar en cinco minutos en una playa kilométrica o disfrutar todo el año de buen tiempo y gracias a ello ver flores de todos los colores en el medio de la calle o cualquier jardin o parque por donde pases.

Pero estoy segura de que cualquiera, que aunque no viva en esta isla, da igual donde viva, si observara lo que hay a su alrededor como si lo viera por primera vez, conscientemente como podría ser un turista que visita el lugar, también podrá encontrar muchos momentos mágicos. Escuchar la música que de repente sale de un coche que pasa. Observar lo que hay en su entorno, no siempre habrá flores, pero las hojas doradas del otoño también tienen un atractivo especial y pisar las hojas secas es otra experiencia bonita. Aunque llueva, después de la lluvia siempre hay un frescor y olor especial, las hojas de las plantas y árboles brillan con las gotitas que la lluvia dejó sobre ellas y si abrimos nuestros oidos podremos escuchar las melodías de los pájaros a quienes también les gusta salir de sus refugios después de que la lluvia haya limpiado el ambiente.

Es una cuestión de actitud, al igual que cuando tu mirada coincide con otra persona y le sonríes, casi con seguridad que obtendrás una sonrisa de vuelta, así si miras con buenos ojos lo que hay a tu alrededor ello también te sonreirá!

Carina

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