La señora que salía antes de la piscina para alimentar al gato

En mi clase de acuagym a primera hora del día veo una compañera que no espera a que termine la clase para salir de la piscina. Ella sale cada día entre 5 y 10 minutos antes, se pierde el final de la clase y los estiramientos. No es la única, hay unas cuántas personas que salen de la piscina antes de que termine la clase, supongo que la mayoría lo hacen, porque después de la ducha tienen que ir a su lugar de trabajo, tienen que cumplir un horario.

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Este no es el caso de la señora mayor de la que hablo, ya que cuando yo salgo del vestuario lista para irme a casa la veo sentada en la puerta de las instalaciones sacando de su bolso comida para un gato de color naranja, de esos atigrados, que la espera y al que ella acaricia. Cada día pasa algo parecido, a veces el gato anda cerca y ella lo llama para que venga a comer y así poder acariciarlo. Cuando yo paso al lado de la señora la saludo si me mira, pero la mayoría de las veces ella esta tan entretenida con el gato que ni siquiera se da cuenta que yo estoy pasando. Y me pregunto, ese gato tiene un horario ? Es necesario perder la última parte de la clase de acuagym para darle de comer y mimar a un gato callejero. El gato no puede esperar a que su benefactora termine su clase de acuagym ? para salir a la misma hora a la que salimos todos.

Supongo que hay un acuerdo secreto entre los dos en relación a esa hora, una cita diaria a la que ambos acuden pase lo que pase, el gato está allí esperando y ella sale antes de la piscina para poder estar vestida y seca, puntual en el lugar de reunión para ver a su querido animalito, al que tal vez no pueda tener en la casa. Sabemos que a los gatos más que a otras mascotas les disgusta el encierro de una casa, ellos disfrutan del salir y entrar a un lugar cuando les apetece. Esta señora lo entiende y respeta la libertad de su amiguito, disfruta de su compañia cada día a esta hora de la mañana en la que lo alimenta y le demuestra su cariño, para luego despedirse hasta el día siguiente y ella va a su casa mientras el gato merodea por el barrio.

Creo que es una bonita costumbre, algo que todos podríamos tener, un momento especial del día con nuestro mejor amigo al que le podemos confiar nuestros pensamientos, mientras lo alimentamos con comida y caricias.

Carina

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