Ilsedore la hojita viajera

Un día de marzo después de unos meses muy frios, un rayito de sol me despertó. Primero yo era apenas una puntita en una rama lisa gris, día a día crecía un poco más y a la semana ya era visible para los pájaros que descansaban en mi rama. Ellos me despertaban con su alegre canto cuando el día clareaba. Los miraba con envidia, que libres eran, ellos podían volar adonde quisieran. Pasaron los días y en mi rama cada día aparecían nuevos puntitos que iban creciendo como yo misma. Ibamos tomando nuestra forma verde.

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Al cabo de un mes en las ramas vecinas también habían salido hojitas y nuestro árbol que durante el invierno había estado desnudo se iba cubriendo poco a poco de verde. Pero no sólo habían salido hojitas, algunos puntitos también se había convertido en diminutos trompos. Nuestro árbol desprendía un perfume dulce muy agradable para las personas que pasaban por debajo nuestro, que disfrutaban respirando profundamente el olor tan especial.

Nuestras hojitas estaban adquiriendo un verde oscuro y la forma de una palma y cada vez eran más grandes, mientras que las cositas en forma de trompo de verde se iban tornando morados. Algunas personas se paraban a recoger nuestros frutos que aparentemente eran muy dulces y deliciosos, tenía un sabor parecido al perfume que desprendía todo el árbol.

Pasaron unos meses de calor, algunos de nuestros frutos ya maduros habían sido recogidos y otros había caído debajo del árbol.

Un día de fuerte viento fui arrancada de mi rama, mi vida que hasta ahora había sido segura y rutinaria en mi rama, acompañada de mis hermanas hojitas, de repente sufrió un gran cambio. Que emoción, por fin volaba libre como los pájaros, estaba ansiosa por ver que aventuras iba a vivir!

Fui volando cada vez más alto, veía a mi árbol cada vez más pequeño allí abajo, las calles, las casas, un parque donde había muchas personas grandes y pequeñas y más lejos una gran extensión azul y brillante, qué era aquello?, me atraía como un imán, ojalá el viento me llevara para allá. Yo daba vueltas como una cometa, que experiencia más divertida. De repente el viento dejó de soplar y caí en una calle, un coche que pasó me llevó a la acera, donde descansé durante la noche, cuando se hizo de día, otra vez se levantó viento y volé hasta el parque, ahora podría ver más de cerca a las personas y lo que hacían allí. Había muchos niños jugando, uno de ellos me recogió, me miraba con asombro y me tocaba, los demás también me tocaron y decían lo bonita que era. Al final el primer niño me guardó en una mochila que tenía encima de un banco, era un lugar oscuro, habían terminado ya mis aventuras?

Pasado unas horas el niño me sacó de la mochila y me puso encima de una mesa al lado de una ventana, creo que era su habitación. Estaba admirando la habitación, había una cama que tenía una colcha azul y roja con unos coches, una silla llena de ropa, un balón en un rincón. En la mesa al lado mío había libros y lápices. Estaba tan absorta mirando todas esas cosas nuevas para mi, que no me di cuenta de algo que había entrado, hasta que me sentí volando otra vez. Un pájaro me había cogido con su pico y me llevaba a un árbol, volvería otra vez a mi árbol?

Pero no éste no era mi árbol, era mucho más alto, el pájaro me había dejado en su nido, que estaba vacío, allí había de todo, ramitas, otras hojas secas y más objetos desconocidos para mi. El pájaro se iba y cada vez que volvía traia algo más en su pico. Este lugar no me gustaba mucho, ya no olía como mi árbol. Intenté moverme, pero no logré nada. Pasó un día y en un momento cuando el pájaro se ausentó una ardilla pasó tan cerca que movió el nido, y tuve la suerte de caerme. Había más aventuras para mi!

Había caido entre hierbas y flores que olían muy bien, estaba todo muy cuidado, era el jardin de una gran casa. Se oían gritos y risas y ruidos de agua, muy cerca había una piscina y los niños que se tiraban una y otra vez, salpicaban agua hasta adonde yo estaba, más tarde jugaron con una pelota que a veces caía mojada al lado mio. Cuando el sol se escondió todo se tranquilizó, ya no había nadie en la piscina, el agua estaba quieta. Unos pájaros se acercaban a beber, para luego salir volando, ojalá yo también pudiera levantar vuelo y ver que era aquello grande brillante y azul que tanto me atraía.

A la mañana siguiente un hombre mayor estaba limpiando la piscina, cuando terminó alli, cogió un rastrillo para limpiar el cesped, yo también caí en la carretilla donde llevaba toda la basura que había recogido y nos tiró a un contenedor, aunque me logré escabullir y caer en la calle. El sol me secó rápidamente y ya seca esperaba a mi amigo el viento que me recogiera otra vez y me llevara hacia la gran extensión brillante y azul. Pero el viento tardaba, estaba todo quieto, no se movía nada. Dos días pasaron asi, ya pensé que iba a acabar allí.

Al tercer día se levantó un gran viento que movió a todos los arboles y removió la tierra y a mi me llevó volando, que alegría, otra vez bailando en el aire, cada vez estaba más y más arriba, los árboles, casas y el parque se hacían más pequeños. Y la gran extensión azul se veía tan brillante y deseable como antes. Y… el viento me llevaba hacia ella, que emoción más grande, se iba a cumplir mi sueño, iba a llegar allí. Por favor querido viento sigue, llevame hasta allá…

Carina

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