El mundo es redondo

«Renovarse» consiste en que, cuando en la lucha con el enemigo la situación esté enredada y no avance hacia ningún lado, debemos abandonar nuestras viejas intenciones y adoptar el espíritu de comenzar las cosas de nuevo. Entonces debemos aprovechar ese momento de renovación para hacernos con la victoria. Renovarse es, por lo tanto, cambiar de inmediato nuestras intenciones cuando notemos que la situación con el enemigo está estancada y vencerle adoptando una estrategia completamente nueva.
Los cinco Anillos de Miyamoto Musashi

Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé.
Cambalache de Enrique Santos Discépolo

El mundo es redondo, bueno más bien lo que es redondo, es la tierra, nuestro planeta, lo que quiero decir que el mundo es cómo un círculo, muchas de las cosas que ocurrieron en el pasado, vuelven a pasar y pasarán en un futuro. Lamentablemente el ser humano no aprende de los errores de sus antepasados y tampoco de la sabiduría de la naturaleza a la que siempre está estudiando, por lo tanto repite sus errores una y otra vez. El ser humano tiene que vivir cada experiencia por si mismo para aprender y aún así muchos cometemos los mismos errores muchas veces en nuestra vida, no aprendemos de la historia leída, estudiada, relatada, ni siquiera si nos la cuenta una persona a la que tenemos absoluta confianza. Cada generación se mueve en ese círculo, desde que conocemos una forma de escritura, hubo personas que nos dejaron detalles de guerras y batallas. Los motivos de esas guerras se repitieron una y otra vez, el deseo de poder, ambición, controlar recursos naturales y controlar a otros seres humanos e imponer algún tipo de ideología o religión. Pero a pesar que a todos nos tocó estudiar los errores, las grandes guerras que provocaron nuestros antepasados, los seguimos cometiéndo sobre todo por esa ambición por el control y el poder o sea el dinero, ya que controlando la economía controlas el mundo.

mundo redondo

Hoy en día se provocan guerras para seguir vendiendo armas, las grandes potencias no tienen otra manera de fomentar su economía. Qué triste que los países del «primer mundo» tengan que vivir del negocio de la matanza entre los pueblos menos favorecidos. Tenemos grandes cientificos, sabios, pensadores, pacifistas, no hay nadie capaz de poner fin a esta fabricación de objetos para matar? Nadie es capaz de frenar la ambición, la corrupción y todo aquello que evita que en nuestro mundo redondo podamos vivir en paz ? Cuando por fin hayamos logrado acabar con nuestro mundo la naturaleza seguirá aquí renovándose, limpiándo lo que el hombre en relativamente poco tiempo logró ensuciar y reconstruyendo lo que el hombre en ese mismo tiempo logró destruir.

La ambición y corrupción está en nuestros genes, de otra manera ya hubieramos encontrado la forma de vivir con lo necesario, sin aspirar a lo que tiene el vecino, ni trabajar sin pausa para conseguir cada vez más dinero con el que comprar todo lo que creemos es necesario para ser más felices. Consecuentemente cuánto más ingresamos, más gastamos, ya que nuestras aparentes»necesidades» van creciendo. Y en el caso de haber conseguido un puesto en el cual tenemos posibilidad de manipular algún negocio para conseguir aumentar nuestra cuenta bancaría por medio de un dinero extra, la mayoría de nosotros sucumbe a tal tentación, otra vez ese gen que nos lleva a una mala acción. Los científicos deberían trabajar en mejorar los genes del ser humano, quitarnos o minimizar los que provocan ambición, envidia, ansia de poder, lujuria, egoismo, prepotencia, etc y aumentar aquellos de la compasión, amor al prójimo, deseo de ayudar, sencillez y sobre todo el gen de poder ser felices con aquello que tenemos o haciendo feliz a otra persona. Esto último es realmente lo que nos da la satisfacción suficiente para tener un momento de felicidad. No hemos comprobado ya que cada deseo por algo material, en cuánto lo haz conseguido, se vuelve indiferente para tí, pero estás pensando en lo siguiente, más caro, mejor y así sucesivamente, el momento de conseguir nuestro objetivo material te da un breve momento de satisfacción y luego «necesitas» obtener algo superior. En cambio los momentos felices que nos producen ayudar o hacer felices a alguien son más duraderos, incluso al recordarlos nos vuelven a transmitir el eco de aquellos momentos felices vividos.

Carina

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