El aikido influye en nuestra vida diaria y viceversa

Cada vez que volvía de las vacaciones y durante las vacaciones cuando iba a entrenar, mi maestro me decía lo relajada que iba. Y es que no sólo el aikido influye y afecta positivamente a nuestra vida diaria, sino también ocurre lo contrario, nuestra vida influye en nuestro aikido.

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Siempre decimos que debemos entrar al tatami con la mente vacía y en calma, es lo óptimo para entrenar, pero es algo que no siempre logramos. A veces llevamos nuestros problemas y tensiones al tatami y esto afectará al Aikido que hagamos. Estaremos tensos lo cual facilitará que nos lesionemos. Asique es muy conveniente que calentemos mucho nuestro cuerpo antes del entrenamiento, cada articulación, cadera, cervicales, etc. y mientras lo hagamos tratemos de pensar en lo que estamos calentando: cuello y cervicales (piensa en ellas, lo delicadas e importantes que son y lo que hacen por nosotros. Cuando se lesionan, podemos tener desde mareos hasta dolor de cabeza y más malestares), los hombros (la carga que llevan diariamente), y así sucesivamente con los codos, muñecas y manos, caderas y cada articulación de las piernas y pies para que a la hora de entrenar nos ayuden a hacerlo lo más relajadamente posible. Si pensamos en la parte del cuerpo que estamos calentando y dialogamos con ella agradeciéndo su participación en nuestro entrenamiento, nos olvidaremos de todo lo que dejamos fuera, y eso debe quedarse ahi fuera, para que estemos con cuerpo y mente en el aqui y ahora, beneficiándonos totalmente del entrenamiento.

En uno de mis artículos anteriores escribí sobre como el aikido influye en nuestra vida y me faltó detallar otro pensamiento que me vino luego a la mente. En el aikido no le ganamos a nadie, se trata de vencernos a nosotros mismos. Cuando discutimos con las personas que están a nuestro alrededor, lo hacemos principalmente porque queremos tener razón, es algo muy humano querer tener la razón o sea ganar, queremos demostrar a nuestro interlocutor que él está equivocado, queremos ganarle y que él esté equivocado o sea que pierda.

Siempre recuerdo cuando un maestro 5 Dan me escribió, que nunca lo corrija en algo referente al aikido, y realmente fue un malentendido, porque eso no había sido mi intención, en aquel momento mi respeto era tan grande que corregirlo era lo último que se me hubiera pasado por la mente, y sin embargo que lección! El maestro tanto en un seminario como en su clase tiene razón en todo, hay que respetarlo, pero él demostrará su grandeza y madurez, escuchando y atendiendo tal vez después del curso o la clase a un alumno aventajado y si tiene razón dandosela, somos humanos y todos podemos aprender de todos.

Aquel maestro todavía no había aprendido su lección, está claro que un maestro que lleva entrenando treinta años, sabe mucho, pero todavía no había entendido que nunca se termina de aprender, tal vez no de un principiante, pero si de alguien que haya entrenado algunos años, no siempre tenemos la razón, no siempre ganamos y es aquí adonde debemos vencernos a nosotros mismos y a nuestro ego. Hay que ser humilde y tener la mente abierta para seguir aprendiendo y tal vez podemos corregir alguna cosa, tal vez algo que llevamos haciendo mal o equivocadamente durante muchos años y por ello pensamos que está bien hecho.

El aikido nos enseña a conectar con uke, nuestro compañero, escucharlo, y unirnos para hacer la técnica entre los dos, como en una conversación, cada uno hace su parte, pero nadie vence, se trata de fluir. Es lo más bonito del entrenamiento y es cuando se disfruta verdaderamente. Luego podemos aplicar esto mismo a la vida diaria. Escuchar, abrir nuestro corazón para entender realmente lo que nos están diciendo, si sólo hablamos nosotros, nunca podremos oir lo que nos dicen y tal vez aprender algo nuevo.

Carina

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