Una anciana hace historia…¡a sus 98 años!

El deporte está repleto de historias increíbles y de hazañas que sobrepasan lo humano. Sensei Keiko Fukuda, anciana japonesa, no entiende de edades ni de limitaciones. A sus 98 años, Fukuda ha conseguido el cinturón negro de Judo en décimo grado, el rango más alto posible en este arte marcial.



Para muchas personas, conseguir un cinturón negro parece misión imposible a pesar de que practiquen Judo durante años. En San Francisco, una anciana casi centenaria ha demostrado ser una mujer de armas tomar.

Sensei Keiko Fukuda se ha convertido en la primera mujer en alcanzar el cinturón negro de Judo, en su décimo grado (el más alto rango en este arte marcial y deporte de combate). Por increíble que parezca, Fukuda es ahora una de las cuatro personas que viven, que ha ganado el décimo grado (o dan) de cinturón negro. Para acercar a la gente la magnitud de su proeza, a lo largo de la historia, sólo dieciséis personas han logrado este prestigioso honor.

Mujer combativa

Keiko Fukuda comenzó a practicar Judo en 1935 y es la última estudiante viva del fundador de estas artes marciales, Jiguro Kano. Desde joven, aprendió inglés para ayudar a difundir el Judo a nivel internacional.

En lugar de casarse, formar una familia, y convertirse en ama de casa, Fukuda resistió la tradición japonesa, para perseguir su sueño de triunfar en este deporte. «Todo lo que hice fue Judo…fue mi matrimonio», reflexionó la combativa anciana con lágrimas en los ojos al ‘San Francisco Chronicle’. «Este es mi destino, cuando la vida fue creada. Aún así, nunca imaginé cuánto tiempo me tomaría este camino», afirmó.

Una escuela sexista

Asimismo, Fukuda describió la escuela Jiguro, conocido como el Kodokan, como «anticuado y sexista de los cinturones». De hecho, un decreto que impedía a las mujeres alcanzar una altura mayor de un cinturón negron de quinto grado, mantuvo a esta mujer en ese nivel durante 30 años. Finalmente, fue elevada hasta el sexto Dan en 1972, cuando la división de la mujer fue creada.

Fukuda explicó que introdujo el Judo en su vida con la intención de «ser gentil, amable y hermosa, pero firme y fuerte, tanto mental como físicamente». Con vigor, dice que este tipo de belleza es, decididamente, no externo. «Un alma compasiva es la belleza interior», narró el diario.

Con su sueño hecho realidad, la señora Fukuda, ahora maestra o sensei, sigue practicando permanentemente el Judo tres veces a la semana en un dojo orientado exclusivamente a mujeres.

Fuente: Eurosport

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