Simplemente como las flores

Los ciruelos rojos de nuestro jardín están en plena floración. Su rojez es muy deslumbrante. Las flores brotan durante todo el año alrededor del jardín. Simplemente, en mayo y abril, las adelfillas, forsirias, camelias, los membrillos japoneses y las lilas continúan floreciendo. Con todo eso, es muy placentero escuchar el claro sonido del ruiseñor en concierto con otras aves. Después de la práctica de la mañana, cuando todavía estoy sentado meditando con aproximadamente 100 estudiantes, el canto del ruiseñor nos hace olvidar que estamos en medio de la ciudad. Tal pureza y claridad nos asombran por su belleza. El Fundador amaba las cosas bellas y puras. Por eso, él mismo se establecería con el “kami” (deidad) en donde quiera que él viviera y trataba de incluir un elemento de belleza como muestra de su reverencia. Por lo tanto, es entendible que “Aiki” (la energía unida) se convierta en “Aiki” (amor) y que “Daiwa (armonía universal) se transforme en “Daiai” (amor universal), culminando en un himno a la belleza inherente a la humanidad. Y, si el Fundador hubiera tenido para trabajar un jardín del tamaño de la frente de un gato, aun así hubiera sembrado plantas y flores, las habría cuidado y seguiría cultivando la belleza de la naturaleza. En nuestro jardín, continuamos con ésta tradición. La actividad en el mundo del Aikido se incrementa constantemente. En el mes de Abril vienen grupos de estudiantes de compañías y escuelas que ven en el Aikido una senda adecuada para su nuevo inicio. Además individuos no conectados a ningún grupo empiezan a entrenar Aikido como medio para un nuevo comienzo. Cuando asisto a las prácticas en el Hombu Dojo, lleno con gente así me siento naturalmente tentado a hacer énfasis en que el camino Aiki debe ser igual a su esencia. Sin embargo, es inútil predicar la teoría del Aikido en voz alta a aquellos que han escogido ejercer su propio camino del Aiki.por Kisshomaru Ueshiba
Aiki News #13 (June 1975)
Traducido por Angye Alejandra Bahena García

El artículo anterior apareció el 10 de Abril de 1975 en “Aikido” un periódico mensual publicado por el Hombu Dojo en Japón. Fue traducido del japonés por Stanley A. Pranin y Katsuaki Terasawa

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