Ser Joven

La juventud no es un período de la vida, es un estado de espíritu, un efecto de voluntad, una cualidad de la imaginación, una intensidad emotiva, una victoria del valor sobre la timidez, del gusto de la aventura sobre el comfort.

No nos volvemos viejos por haber vivido un cierto número de años, nos volvemos viejos por haber desertado de nuestro ideal.

Los años arrugan la piel, la renuncia al ideal arruga el alma. Las preocupaciones, las dudas, los temores y la desesperación son los enemigos que, lentamente, nos hacen caer y convertirnos en polvo antes de la muerte.

Joven es aquel que sorprende y se maravilla. Aquél que pregunta como el niño insaciable y que después, desafiando los acontecimientos, encuentra la alegría en el juego de la vida. Somos tan jóvenes como nuestra fe, tan viejos como nuestra duda. Tan jóvenes como la confianza en nosotros mismos, como nuestra esperanza, tan viejos como nuestro desánimo.

Permaneceremos jóvenes mientras nos mantengamos receptivos, receptivos a lo bello, a lo bueno, a lo grandioso, receptivos al mensaje de la naturaleza, del hombre y de lo infinito.
Si un día tu corazón se ve mordido por el pesimismo y roído por el cinismo, que Dios tenga piedad de tu alma de viejo.

Pero si tu corazón fluye con la vida, percibiendo con intensa devoción cada instante, la eterna juventud, manifestación divina en tí, se hará realidad.
Fuente: Yoga AEPY

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