Retrato de un gran maestro

Navegando por la red he encontrado una entrevista relizada a Saito Sensei publicada en la página de la Nippon-Kan de Nuevo Méjico. Creo que es esclarecedora del verdadero espíritu del aikido y de la gentileza de un maestro que siempre hemos tomado como rudo y que sin embargo muestra una bondad y una amabilidad con su gente y con el resto de grupos de aikido dignas del más alto encomio. Una entrevista que para un aikidoka interesado en los verdaderos principio emanados de la enseñanza de O Sensei puede definirse con una palabra que la resume: inspiradora.
El párrafo más revelador para mí no es el de la entrevista propiamente dicha, sino más bien de la exposición de la experiencia del maestro Gaku Homma – el entrevistador, amén de instructor jefe de la Nippon Kan y el último de los uchi deshi de Iwama – en su viaje por EEUU junto a Saito Sensei. Esta es una pobre traducción de la parte que me ha hecho reconsiderar muchas cosas sobre el objeto de mi estudio del aikido:
“Después de su llegada a Denver, una de las primeras preguntas que Saito Shihan me hizo fue:”¿Qué técnicas debería enseñar esta tarde?” Después de cada clase, me preguntaba si la lección había sido acertada y si un determinado grupo de técnicas sería adecuado para la siguiente clase. Me impresionaron sus maneras serias y profesionales. Después de la práctica, en la sala de espera, Saito Sensei daba las gracias a cada asistente y les ofrecía fruta y algún refresco. Fué un placer ver este despliegue de calidez y caballerosidad en un hombre de su posición. Un espíritu de generosidad prevaleció alrededor de él durante todo el seminario. Durante la fiesta de agradecimiento que le ofrecimos, acompañé a Saito Sensei al lavabo y mientras esperaba fuera para entregarle una toalla con que secar sus manos, quedé sorprendido de verle limpiar cuidadosamente el lavamanos salpicado por otros, como cortesía hacia el siguiente usuario. Acompañé a Saito Sensei, su traductor, su otomo (asistente) , y a otros invitados a San Francisco para despedirme antes de partir su vuelo a Japón. Cuando íbamos a aterrizar me fijé en que Saito Sensei retiraba la bolsa para mareos del asiento que tenía delante suyo. Le pregunté si no se encontraba bien. Pero simplemente preguntó a todos los que estábamos detrás si teníamos alguna basura que tirar, recolectando nuestras servilletas y envolturas en la bolsa, y luego la dejó en la bolsillo del asiento de delante de él. Nos dijo que esto podía ser de ayuda para hacer más fácil el trabajo al personal de limpieza del avión. Saito Sensei se aseguraba de que su otomo estaba perfectamente atendido, incluso le ofrecía parte de su propia comida. También se preocupó por uno de mis estudiantes que nos hizo de conductor por San Franscisco estrechando sus manos y depositando discretamente una propina (token kokoro zuke) en ellas. La posición de Saito Sensei como líder de una comunidad global de Aikido ha sido construída sobre una vida de trabajo duro y esfuerzo. Es un verdadero artista marcial (bujin). Su humanidad, su bondad y su prudencia permanecen impresos en mi memoria y me recuerdan el lado privado del Fundador, Morihei Ueshiba. Mientras caminábamos por la abarrotada terminal del aeropuerto mi mente retrocedió a una ocasión cuando caminaba junto al Fundador por una atestada estación en Ueno, Japón. Los dos caminan de forma muy similar.”

¿Es o no es encantadora la anécdota?
Fuente:www.aikidoalcobendas.org/blog/

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