Respetando a nuestros compañeros de entrenamiento

El respeto comienza con el respeto por uno mismo. Si no tienes un adecuado respeto por tí mismo, no habrá necesidad de que nadie más lo haga. Sólo a partir de una base de autorespeto adecuado podemos empezar a desarrollar el respeto por el regalo del entrenamiento con otros practicantes sinceros y dedicados de Aikido o de cualquier otro sistema válido de aprendizaje. La verdad del respeto en sí mismo es que es un regalo invaluable que nos damos a nosotros mismos primero y luego lo compartimos con los demás que nos parezcan dignos de nuestro aprecio, honor y confianza.

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Nuestras razones para entrenar y la manera en la que lo hacemos es totalmente una opción personal y debe ser considerada como un derecho inviolable. En primer lugar, reconocer que somos seres imperfectos, utilizando habilidades imperfectas, comprensión limitada y recursos finitos de tiempo, energía y oportunidades. Sólo podemos lograr lo que es posible, dadas las circunstancias y condiciones en que perseguimos nuestras metas. No podemos hacer nada más en un día determinado. La pregunta es, no debemos hacer menos, bajo la presión de los desafíos únicos que podríamos enfrentar en un día cualquiera? Una vez más, esta es una decisión personal y no está sujeta a ninguna crítica válida o juicio de cualquier otra persona.

Luego, por supuesto, si no podemos sentir ninguna preocupación o empatía por nuestros compañeros de entrenamiento, entonces, en qué clase de ser humano nos hemos convertido? La búsqueda de la supremacía marcial excluye cualquier necesidad de compasión o respeto civil por aquellos con los que interactuamos, sobre todo en un entorno de entrenamiento genuino? Debemos sentirnos invencibles o al menos imparables con respecto a cualquiera que deliberada- o inconscientemente pasa a oponerse a nuestra voluntad? Esta falta de preocupación por nuestros compañeros de entrenamiento o la etiqueta de entrenamiento básico no es ciertamente lo que el Fundador del Aikido o el fallecido Kisshomaru Doshu nos advirtieron de tener cuidado y preservar conscientemente en nuestro entrenamiento. Estamos obligados a observarla con los que entrenamos. Esta política nos caracteriza por ser compatible con nuestra actitud de «no pelear», y nuestras reivindicaciones de buscar ante todo una resolución pacífica, de no conflicto a cualquier situación con la que nos encontramos dentro y fuera del tatami.

Por lo tanto, podemos entonces comenzar a respetar a nuestros compañeros de entrenamiento esencialmente de la misma manera en la que desarrollamos el respeto a nuestras propias habilidades, dedicación, fuerza de carácter y la acumulación de sabiduría duramente ganada. Crecemos juntos, o crecemos apartándonos. No existe una contabilidad final de lo que es bueno, malo, apropiado o correcto. Es todo una cuestión de apreciar el conjunto, y no estar preocupados de ninguna de sus partes. Aceptamos todo el paquete.

Sin duda, es conveniente y deseable tener un acuerdo de antemano en cuanto a qué límites, limitaciones y  parámetros de entrenamiento acordados de antemano deben ser honrados y respetados. En cuanto la experiencia y los nuevos conocimientos se acumulen, estos mismos parámetros se pueden modificar, mejorar o incluso desechar cuando sea necesario, dejando espacio para mejorar las condiciones y los objetivos claros de cada participante. Puede llegar un momento en que, inevitablemente, las partes acuerden mutuamente cesar el entrenamiento conjunto y desear unos a otros el bien en la conitnuación de sus trayectorias individuales. Tal estrategia de salida es útil, no sólo en el entrenamiento del Budo, sino también con relaciones de todo tipo en la vida.
Cuando se da suficiente atención a las prioridades del entrenamiento para el beneficio mutuo, se puede logar consistentemente y por un período indefinido de tiempo una experiencia maravillosa de entrenamiento. A medida que crecen los conjuntos de habilidades, la comprensión aumenta y la nueva sabiduría que lleva a la nueva apreciación de crecimiento mutuo y todo el propósito del entrenamiento de no confrontación se valida y se mantiene.

Cuándo debemos comenzar este enfoque más inteligente del entrenamiento? Qué salvaguardias debemos adoptar para asegurar que todo el mundo esté a bordo con este compromiso mutuo de entrenamiento seguro, sensato y sensible? Esta es la responsabilidad, no sólo de los maestros y miembros de alto nivel del dojo, sino de todos los miembros. Al mantener políticas sensatas de respeto y consideración por la seguridad y el bienestar de los demás, realmente podemos estar seguros de que estamos siendo consistentes con los principios Aiki introducidas por el Fundador, y exaltados por el fallecido Doshu. Los líderes iluminados del dojo pueden entonces garantizar que esta política general de respeto se extienda a los seminarios y eventos especiales de entrenamiento que se lleven a cabo por las asociaciones y la comunidad del Aikido. Bien vale la pena la consideración y bien vale la implementación y el mantenimiento hoy y en el futuro.

Francis Y Takahashi
Traducción Carina

Fuente Aikido Academy USA

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