Realizando el potencial del Aikido Parte 1


por Stanley Pranin
Published Online
Traducido por Miguel C. Elias
Las virtudes del Aikido
La popularidad del Aikido tanto en Japón como en el exterior es un fenómeno posterior a la Segunda Guerra Mundial. Los primeros estudiantes del Fundador Morihei Ueshiba, tales como Koichi Tohei, Kisshomaru Ueshiba, Gozo Shioda, Kenji Tomiki y otros, seguidos por sus propios estudiantes, fueron principalmente, los responsables del crecimiento de este arte en una escala internacional.
¿Que factores fueron los responsables del gran atractivo del Aikido? Muchas personas observando el arte por primera vez comentaron de la belleza y de la gracia en las técnicas de Aikido. El atacante es arrojado aparentemente sin realizar ninguna aplicación de fuerza y aun así, no evidencia ningún daño por el encuentro. La promesa de un arte de defensa propia que protege al individuo mientras cuida al agresor es un concepto atractivo en términos filosóficos y morales en un mundo donde el espectro de las batallas parece estar constantemente presente. Las bases éticas del Aikido apelan al más profundo instinto de supervivencia del hombre. Al mismo tiempo, este arte provee una alternativa única a las técnicas violentas de otras artes marciales que provocan la repugnancia moral en muchos.
A nivel físico, el Aikido tiene mucho que ofrecer para una conciencia sana. Los beneficios acumulativos de los ejercicios de calentamiento, estiramientos, proyecciones y caídas son considerables. Muchos practicantes han pasado por dramáticas transformaciones físicas a través del entrenamiento del Aikido en el camino de un estilo de vida saludable.
El ambiente social que se desarrolla en los dojos de Aikido es una parte muy importante de la experiencia en el entrenamiento de muchos practicantes. El Aikido tiende a abarcar un amplio rango de edades y los estudiantes continúan por más tiempo que en las artes centradas en la competición, principalmente dominantes del público joven. También, creo que será acertado decir que, en porcentajes, el Aikido tiene el mayor número de practicantes mujeres que cualquier otro arte marcial. Todo esto contribuye a un más fuerte sentido de comunidad. Para muchos estudiantes de Aikido, el dojo es una extensión o hasta inclusive un sustituto de sus familias.
Aikido: el arte no-marcial
Por todos los beneficios positivos del entrenamiento en Aikido, este arte aun no ha sido reconocido por su gran potencial como una fuerza social por promover la armonía entre las personas. Aunque los relacionamientos no parezcan obvios, creo que esto se debe en gran parte, a que este arte se distancio de sus raíces marciales. Es la atmósfera marcial establecida en el dojo la que permite a los estudiantes desarrollar los conocimientos del mundo real y elevar el entrenamiento más allá de tan solo un sistema de salud. La negación del lado marcial del Aikido puede ser explicado en parte, por circunstancias históricas.
La sociedad Japonesa de la postguerra rechazaba la mentalidad militarista que llevo al país a participar de la Segunda Guerra Mundial. Dado este clima de disgusto, donde la práctica de las artes marciales fue prohibida por muchos años, la naturaleza marcial del Aikido fue suprimida. Como consecuencia, lo que permaneció del arte, que fue absorbido por cientos de miles de estudiantes era – con algunas excepciones – algo muy diferente al concepto original del Fundador. Las técnicas del Aikido retuvieron solo la forma externa de un arte marcial, con tendencia a ser practicado con una intensidad de devoción marcial. Consideremos algunos de los factores que causaron la caída rápida del Aikido como arte marcial.
Ataques débiles
La raíz del problema, tal como yo lo veo, reside en la debilidad de los ataques, comunes en los dojos de Aikido de nuestros días. Los estudiantes raramente reciben instrucciones de cómo atacar efectivamente, dar un golpe, agarres, ahorcamientos ocasionales o técnicas de patadas. La situación es más exacerbada debido a la falta de intención o enfoque durante un ataque. La ausencia de un firme intento de parte del atacante afecta el estado mental de la persona ejecutando la técnica. Ambos lados están en conocimiento – aunque sea subconscientemente – del riesgo mínimo de daños de entrenar bajo estas circunstancias. Paralelamente, la forma de enfoque mental necesitada para desarrollar conocimientos reales de autodefensa esta ausente en el entrenamiento.
Descuido del atemi y del kiai
Un estudio del arte del Fundador revelara su énfasis en atemi (golpes preventivos) y los kiai (gritos combativos) como una parte integral de las técnicas. O-Sensei puede ser visto ejecutando atemi y kiai inclusive en películas de sus últimos años, cuando su Aikido se había vuelto mucho menos físico.
Atemi y kiai van de la mano, y son herramientas importantes para parar o redireccionar la mente del atacante y desequilibrarlo satisfactoriamente. Inclusive aun si el golpe físico no es realizado, un estado mental que previene o interrumpe el ataque es un componente vital del estado mental del Aikido. Aun que en muchos dojos hoy en día, el uso de atemi o kiai produciría menosprecio del profesor a cargo, quien los consideraría crudos, con significado violento que no tienen lugar en el arte de la “armonía”. Este malentendido común indica la falta de entendimiento del origen de este arte marcial y de la teoría y practica del Fundador.
Fallas para desequilibrar al atacante
La combinación de ataques débiles, la falta de atemi y kiai en la practica de Aikido llevan inevitablemente a los practicantes a intentar ejecutar las técnicas sin primeramente desequilibrar al atacante. Un atacante desmotivado sabiendo de antemano la técnica a ser aplicada no es fácilmente traído bajo control. Esto introduce un elemento artificial de confabulación en la interacción entre los practicantes, resultando en una atmósfera de entrenamiento que es fundamentalmente diferente de la intensidad de un encuentro real.
Uso de la fuerza y lanzamiento “creíbles”
La consecuencia lógica de los lapsos del entrenamiento mas arriba mencionado es la ejecución de proyecciones y giros desordenados e imprecisos. Debido a que el control total de atacante no es alcanzado, normalmente se vuelve necesaria para la persona que proyectara al atacante, la utilización de la fuerza física de manera a completar la técnica. Esto se encamina al choque y aumenta el riesgo de lesiones.
Otro escenario es que ninguno de los dos practicantes pondrá ningún esfuerzo serio en la técnica y el intercambio de las mismas entre ellos, es tan solo algo más que una coreografía confabulada.
El progreso de los practicantes adiestrados en un entorno en el cual el “filo marcial” este ausente y donde el sonido de los principios de entrenamiento no son observados, necesariamente será retardado. Lo que es peor, algunos que resulten de este tipo de entrenamiento tendrán la ilusión que sus conocimientos serán viables en situaciones reales.
Fuente: Aikidojournal.com

Share