Posiblemente George Kerr nos partiría el espinazo con un dedo por llamarle “pensionista”, pero es que este escocés ya tenía ocho años de edad cuando la II Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin. Ese fue el momento en que, siendo estudiante en Edimburgo, George Kerr dio sus primeros pasos sobre una colchoneta de judo en un centro comunitario en Lorne Street, en Leith.
Su padre quiso que se dedicara al boxeo, y no a un arte marcial relacionado con el enemigo japo, pero era bastante malo con los guantes; así que se puso el kimono y funcionó.
Su padre habría estado orgulloso cuando este sábado el Sr...
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