Nuestra propia mente, construye el destino de cada uno

Así como para conseguir un buen empleo, hay casos que la persona, estando leyendo el periódico, de repente, observa un anuncio “Se necesita….” y, con mucho interés envía su CV y es contratado. También hay casos en que la persona, aun teniendo delante de sus ojos un anuncio de empleo apropiado, no lo percibe, ó, aun percibiéndolo, no se interesa por algún motivo, no envía el CV, deja escapar una buena oportunidad y continúa sufriendo por estar desempleado. Un ejemplo: un hombre y una mujer se encuentran por casualidad y se sienten repentinamente atraídos el uno por el otro; ese enamoramiento se puede convertir en causa de infelicidad de ambos por el resto de su vida, conduciéndolos a un desenlace trágico; pero, también puede ocurrir que ese encuentro constituya el punto de partida para que los dos construyan un hogar armonioso y vivan felices la vida entera. Sea como fuere, el punto de partida para la felicidad ó para la desgracia está en la “idea que surge de repente”. Pero, ¿de dónde viene repentinamente tal idea?. Ella proviene de las camadas profundas de nuestra mente; puede ser una imagen o un deseo que aflora del fondo de nuestro subconciente, donde se encuentran grabados todos nuestros carmas benéficos (virtudes) y maléficos (defectos). Nosotros captamos las ondas espirituales que vienen del exterior como si fuésemos un radiorreceptor si ésas sintonizan con nuestras ondas mentales. Si no hubiera sintonía, no las captaríamos, por más que fueran transmitidas. Decimos que “surge repentinemente” una idea en nuestra mente por captación de ondas espirituales, pero si eso ocurre, es porque las ondas mentales de nuestro interior sintonizan con esas ondas espirituales. Por tanto, si surge de repente una idea, la causa está en nuestra propia mente, en otras palabras, nosotros trazamos nuestro propio destino. Por ello es muy importante recordar que nuestro espíritu (Yo verdadero), es perfecto y maravilloso.Felicidad y Ley de atracción de los semejantes “Los semejantes se atraen”, esta es la ley que atrae la felicidad. Significa que “quien llora atrae la avispa”, “quien sonríe atrae la felicidad”. En nuestra esencia espiritual, en nuestro yo verdadero, como Hijos de Dios, ya existe la provisión infinita de las más variadas especies: dinero, trabajo, vida, sabiduría, pensamientos, ideas, etc. Si logramos gozar o no eso, depende únicamente del modo de abrir la puerta de nuestro yo verdadero. “Los semejantes se atraen”, es una ley que se aplica tanto en el mundo de la mente como en el mundo de las formas. Los gatos se juntan con los gatos, los perros con los perros, los mendigos con los mendigos, los ricos con los ricos, los especuladores con los especuladores, los corruptos con los corruptos, los buenos con los buenos. ¿Qué tipo de semajante usted desea atraer a su alrededor?. De eso dependerá su destino. Vamos a sonreir siempre y atraer un destino feliz. Los Psicólogos suelen afirmar “Nosotros no reímos porque hallamos gracia, mas hallamos gracia porque reímos”. Si mantuviéramos siempre una sonrisa en la mente y en la fisonomía, recibiremos la visita del “Dios de la felicidad” y seremos felices, así como reza el dicho: “Donde hay risas, viene la felicidad”. Si por el contrario, mantenemos el entrecejo siempre fruncido y la mente siempre triste, vendrán a nosotros acontecimientos igualmente tristes y sombríos. Esta es la ley mental: “Los semejantes se atraen”. Cómo influye la Ley de Causa y Efecto en la felicidad Muchos filósofos han dedicado su vida para hacer interpretaciones personales de la ley de causa y efecto o intentar explicar una verdad relacionada con ella. Algunos psicólogos la denominan “principios de sugestionamiento”. De algún modo casi todos conocemos cómo se manifiesta esta ley en la vida del ser humano y muchos de nosotros no le damos la importancia que merece. Se puede expresar así: “lo que se siembra se cosecha”, “las personas se vuelven aquello que juzgan ser”, Jesús dijo “lo que pidieras con fe te será concedido”, y también “buenas semillas producen buenos frutos y malas semillas producen malos frutos”. La ley de causa y efecto es la ley de la manifestación, llamada también ley de acción y reacción. Según esta ley, todo lo que lanzamos como causa (pensamiento, palabra, acción o sentimiento), regresa a nosotros concretizado como hecho o circunstancia. Nadie puede evadir la acción de esta ley. Una vez que el individuo creó la causa, no consigue huir de la consecuencia por más astuto que sea. La consecuencia vendrá infaliblemente más temprano o más tarde. Si no viene de una forma, vendrá de otra forma. De todos modos, la persona tendrá que recoger los frutos.Entonces, lo que deberíamos hacer siempre es, crear buenos pensamientos, buenas palabras y buenas acciones en nuestra vida diaria, a fin de formar buenos hábitos y buenas costumbres; ésto nos permitirá cultivar un buen carácter y una buena personalidad. Con un buen carácter y personalidad, sin duda, tendremos un destino de felicidad. Debemos ser muy cuidadosos con nuestro espíritu y utilización de nuestra mente, pues también podría hacerse lo contrario, es decir, crear malos pensamientos, palabras, acciones y sentimientos, y las consecuencias no son difíciles de adivinar ¿verdad?. Usted puede utilizar su imaginación para encontrar ejemplos prácticos de esta ley mental; su vida diaria es el mejor ejemplo. Fuente:chitoymemo.com

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