Mi vida con principios Aiki

¿Hay una manera de cumplir con los consejos del fallecido Doshu, Kisshomaru Ueshiba, de entrenar a diario, sincera y activamente en Aikido? Aparte, debemos conformarnos con utilizar su significado y la intención de aplicarlo sólo en el tatami, en el entorno del dojo o en un curso? No hay duda, hay algo cómodo y familiar de vestir un gi, sudando y descubriendo cosas con otros participantes sinceros que piensan igual, todos dentro de los límites seguros de un ambiente bien definido y controlado de entrenamiento.

¿Podemos nosotros, y cómo podemos transferir y llevar con nosotros este sentimiento de control decisivo a la hora de dejar este medio ambiente de entrenamiento familiar, y entrar en el mundo real en el que tendremos que esforzarnos, mantener, y lograr nuestros objetivos en contra de la oposición imprevista y abierta hostilidad?

A partir de las golosinas sin fin que encontramos en nuestras respectivas cajas de herramientas del Aiki, las cuales, o una combinación de las que debemos utilizar para definir con éxito nuestro «Aiki», y para lograr objetivos comunes con aquellos con quienes nos esforzamos por contemplar, compadecer, y para comunicar, mientras también estamos tratando de avanzar cada día en nuestro conocimiento, conjunto de habilidades, y por lo tanto obtener la satisfacción de nuestros esfuerzos y resultados.

De buen grado admito que mi conocimiento y comprensión de lo que tanto el Fundador y el fallecido Doshu definieron y utilizaron a diario como propios objetivos de entrenamiento respectivos, los programas y aspiraciones, son verdaderamente sospechosos, y sin duda sujetos a malentendidos inmaduros por mi parte, sin alivio a la vista. Entonces, ¿cómo me atrevo a intentar adecuadamente de compartir mis descubrimientos y sentimientos de mis años de hallazgo personal del estudio, la introspección y la investigación recogida, y tal vez la incorporación de las ideas tomadas de las personas que han probado ellos mismos de tener mucho más conocimiento y credibilidad que yo?

No lo hago. Mis interpretaciones, conclusiones y posiciones son estrictamente mios propios, y los tengo seguros e inofensivos para que nadie pueda ser visto como relacionado o co-responsable de alguna manera misteriosa. Este no será el primer barco en llamas que haya tenido que abandonar, y probablemente no será el último. Sin embargo, sigo navegando.

En términos de cualquier sentido de responsabilidad o de percibida rendición de cuentas por mi parte para ser considerado como un representante de Aikido o su identidad, refuto esta idea por completo. Si otros hacen esa asociación, es su tarea de verificarlo y justificarlo. No estoy necesariamente definido por mi asociación durante décadas con el Aikido y con la Fundación Aikikai . Es simplemente un hábito que he adquirido de buena gana, alimentado y del que me he beneficiado, y que voy a seguir incluyendo con mis razones para comportarme de la manera que lo hago. Cuando esta asociación ya no sea de beneficio mutuo, libremente miraré hacia otros lugares sin rencor ni lamento.

Mi sincero entendimiento no es más que esto. El Aikido es un arte que puede ser legítimamente atribuible a una sola persona, Morihei Ueshiba. Nuestra participación y la inclusión de esta identidad es estrictamente en el permiso generoso y benevolente de él, y de la línea de Doshus Ueshiba. Es con este amable y privilegiado permiso que procedo a cargar a otros con mi sincero intento de compartir lo que me parece pertinente y aplicable.

Con los años, he visitado la tienda de Aiki en innumerables ocasiones para recoger otra herramienta para utilizar en la construcción de mi entendimiento, experiencia, legitimidad, confianza y el mantenimiento de una imagen suficientemente estable de mi mismo que me permita seguir en mis diversas funciones de estudiante, profesor y hombre de confianza para seleccionar amigos y compañeros. Menciono esto para subrayar sobre todo lo que la vida diaria con los principios del Aiki significan para mí. No es sólo por el bien de la rara documentación de espera de epifanías, momentos eureka, o truenos y rayos de iluminación que pueda o no haber experimentado. Más bien, es la aparentemente mundana, rutina diaria soportando mi humanidad y todas las falacias y los fallos que la acompañan, y la búsqueda para encontrar suficiente visión, curiosidad y energía para intentarlo una vez más al día siguiente, que me mantienen obstinadamente persistente.

Aunque muy poco atractivo, estoy muy contento con la forma en que todo se resuelve. Esto no quiere decir que estoy satisfecho. ¡Oh, no! Nunca estaré satisfecho, dandome cuenta de lo mucho más que hay que experimentar, probarme en mi contra, y apreciar y seguir adecuadamente para disfrutar del abrazo de esas amistades maravillosas que afortunadamente me he forjado a lo largo del camino.

Se me ha pedido en innumerables ocasiones, en cómo utilizaría mi Aikido en una lucha, una confrontación física, o una situación ante la posibilidad real de tener que herir o matar a otra persona. Mi respuesta es bastante simple. Yo no lo haría. Si no soy capaz de evitar una lucha, o una crisis de vida o muerte, sólo soy yo, y no lo que he entrenado para ser, o lo que otros esperan que yo sea, que va a reaccionar o a responder a la situación. Haré lo que sea necesario para sobrevivir, y no estaré preocupado por el medio, la fuente del entrenamiento, o de la responsabilidad arbitraria a comportarse de manera predeterminada. En ese momento, mi personaje del Aikido estará en suspenso hasta que lamentable situación se resuelva.

Después de todo, me considero un artista marcial, un guerrero si se quiere, que estudia Aikido para ser mejor, por ser un activo que contribuye a objetivos sociales comunes que sean aceptables para la mayoría. No encuentro nada en la tradición del Aikido o la historia de su aplicación que desearía utilizar principalmente en una situación que no fuera de Aiki. Mi primera obligación es conmigo y lo que yo quiero defender. No siento ninguna necesidad de estar a la altura de normas arbitrarias votadas por otros que no conozco.

Hasta la fecha, he sido muy afortunado de haberme salvado de confrontación reales o inevitables que resultaran en lesiones o algo peor. Tal vez por la elección de vivir con los principios Aiki con los que me identifico fuertemente que me han permitido negociar o evitar por completo la necesidad de resolver mi problemas con cualquier tipo de violencia necesaria. Esto me da la confianza para exhortar a mis estudiantes a pensar y comportarse de manera similar, mientras que diseñan técnicas de conducta personal que garantice su seguridad.

Mi resolución diaria de hacer Aikido de la manera correcta siempre será un trabajo en progreso. Acepto totalmente todo lo que eso supondría y continúa requeriendo de mí.

Que me dejen en paz de seguir un programa de interacción armónica con otras personas, o que se me permita existir independientemente, sin interferencia, es lo que busco. Es la misma oportunidad que ofrezco a cualquiera que tuviera el privilegio de conocer.

Por Francis Y  Takahashi
Traducción Carina R.L.

Fuente: Aikido Academy USA

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