Integración de lo incompatible

El fundador del Aikido, Ueshiba Morihei dijo: “El secreto íntimo del Aikido es lanzar lejos su propio espíritu malvado, armonizarse uno mismo con los cambios del cosmos, y traer el cosmos dentro de uno mismo al unísono. El corazón del cosmos es el gran “Amor” que está por todas partes. Cualquier Budo (arte marcial) que no puede armonizar con el cosmos es destructivo, y no es un verdadero Budo. El verdadero Budo significa la vía del Amor. Esto es no luchar y matar, sino preservar y alimentar la vida. Esta es la vía del Amor; crear y alimentar.”
Practicamos Aikido a diario, pensando que Budo es la forma de conseguir ser fuerte, el uno mismo absoluto, luchando por negar a los demás. Sin embargo, el fundador pide que aprendamos, a armonizar con el corazón del cosmos, y que descubramos la manera de hacer simbiosis entre los demás y nosotros mismos. El Budo destructivo de negar a los demás, y el Budo mutuo de la simbiosis. ¿Cómo podemos integrar estas imágenes contrastadas de Budo?
Practiqué mi waza de Aikido con toda mi potencia durante los primeros 10 años tras empezar el Aikido. Sin embargo, llegué a dudar del beneficio de esta práctica, sacando la fuerza de la parte superior de mi cuerpo cuando alcancé la edad de los 30. el sacar la fuerza de la parte superior de mi cuerpo fue importante para facilitarla práctica suave. Esto es, lancé lejos mi aproximación egoísta, en la cual era demasiado consciente de mi fuerza e intenté concentrar todo mi ki en mi compañero.
Poco tiempo después de que hubiera cambiado mi forma de practicar, realicé este waza en que existe la relación entre mi compañero y yo mismo. Mientras que me concentraba en la relación con el compañero, vine a experimentar el estado de algo muy agradable, pero solo por un momento. En este estado todo el sentido de conciencia desapareció, y fue como si cabalgara sobre una ola. Cuando estaba en este estado, podía ver inconscientemente los movimientos de mi compañero muy bien, y podía moverme muy naturalmente en concordancia con sus movimientos. También descubrí que siempre estaba positivo, optimista, y me hacía ser mucho mejor. Podía sentir completamente la energía que palpitaba dentro del compañero. Al no concentrarme en mi mismo, al contrario, intentando concentrarme en conocer a mi compañero, llegué a la experiencia de sentir que mi compañero y yo nos movíamos como uno.

El fundador mostró una de las formas de la práctica de Aikido a la vez que decía lo siguiente:”Cómo me gustaría hacer Aikido ascético para ver el estado real del universo, y despertarme yo mismo por hacerlo. Una vez despierto, entonces actuar rápidamente. Después de la acción, reflejarla en mí rápidamente. Por hacer esto, quisiera que mejorarais vosotros mismos día tras día. Mirando la corriente de una cadena montañosa, se puede aprender la condición siempre cambiante del cuerpo como el agua que fluye entre las rocas, o los árboles y el bambú que se doblan con el viento”. Esto debe conducirnos a preguntarnos y revisar nuestra propia forma de hacer las cosas. Y probar a no ser tan conscientes de nosotros mismos, observando la relación con nuestro compañero. En este sentido, aprendiendo de la palabra del fundador y sus precursores, trato de denegar mis pensamientos tanto como me es posible, y hago un esfuerzo pro moverme suavemente y sentir el ki del compañero y armonizar con este ki. Y creo que podré practicar el llamado Aikido ”mutualístico” algún día como el fundador lo describió.
Endo Seishiro, Aikido Saku Dojo-cho, (Junio 1999)
Traducción al inglés, Anita Reiko
Traducción al español, Daniel Díaz

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