Enseña gratis en su garage

Quienes entran al garage de René Reyes se encuentran con un esqueleto sonriente y un cartel que dice: «Al calabozo».
Adentro, 10 estudiantes de artes marciales están en posición de lucha, frente a la máquina de lavar. Saben que los próximos 150 minutos serán un reto, y están listos para ello. Atentos a Reyes, esperan instrucciones.
Durante casi 10 años, Reyes, de 46 años, ha impartido gratuitamente clases de artes marciales en su garage de Apopka, entrenando a más de 50 estudiantes en diferentes estilos de lucha, desde boxeo hasta karate.
Muchos de los discípulos de Reyes son adolescentes y jóvenes y proceden del área de Orlando. Son negros, blancos, hispanos, hombres y mujeres, de clase media y de pocos recursos.
Muchos de ellos vienen de hogares disfuncionales y tienen un pasado complicado.
Pero Reyes dice que las artes marciales los han hecho cambiar y les han enseñado disciplina y respeto, haciendo que algunos regresen a la escuela y encuentren empleo. Otros se han convertido en campeones de la Federación Internacional de Boxeo.
«Creo que esta es mi forma de dejar un legado», dice Reyes. «Alguien tiene que hacerlo, y creo que Dios me ha puesto en sus vidas para ello».
Luchador nato
Nacido en Puerto Rico, Reyes comenzó a practicar karate a los nueve años, fue campeón a los 13 y comenzó a enseñar a los 16. Se ganó el apodo de «Headhunter» (Cazador de cabezas) por su poderosa pegada izquierda. Una vez apareció en la portada de una revista de karate junto a un titular: «Luchador más peligroso del mundo».
Hoy día es un técnico especializado en terapia física y trabaja en el Hospital South Seminole de Longwood. La mayoría de las veces, tiene que regresar del trabajo a toda carrera para estar a tiempo en su clase de las 5:30 p.m.
Christian Rodríguez, de 20 años, es generalmente el primero que llega al garage de Reyes. Lleva dos años entrenándose desde que decidió incribirse en el programa con la idea de bajar de peso.
En el camino, descubrió que pelear «es una buena manera de sacar afuera las frustraciones».
Reyes no pide dinero a cambio de sus lecciones, sino que sigan una sola regla: «Dejen el orgullo afuera».
El equipo de lucha está regado por todas partes en el garage de dos autos. Hay cascos apilados en una esquina, los protectores cuelgan del techo y los guantes se colocan en los anaqueles. Casi todo el equipo ha sido comprado por Reyes.
Una vida mejor
Brandon Paulino, de 21 años, estaba en serios problemas cuando conoció a Reyes. En su adolescencia, Paulino vendía drogas y fue arrestado por robo y posesión de un arma de fuego.
Luego, en 2008, Paulino recibió un disparo en el brazo, mientras perpetraba un robo dentro de una vivienda. Al cabo de un mes en el hospital y cinco operaciones, Paulino se sometió a terapia física en el hospital donde conoció a Reyes, quien le sugirió que acudiera al garage para recuperar la fuerza en el brazo.
«Acepté la oferta», dijo Paulino. «Y me salvó».
Después de un año de entrenamiento, y poco a poco, Paulino recobró la fuerza de su brazo, pero adquirió algo más: una vida mejor.
«Si no hubiera sido por él [Reyes], hubiera vuelto a hacer lo que hacía antes», dijo Paulino. «Hubiera vuelto a las calles… Este hombre ha hecho mucho por mí».
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