El rol del maestro

En los tiempos que corren, el arte marcial ha sufrido un desgaste con respecto a su enfoque tradicional, se ha perdido la señal que ilumina el sendero. Uno de los principales errores de la mayoría de los profesores en su gran despersonalización tanto en lo técnico, táctico, como en lo mental y espiritual.
Sin lugar a duda, los maestros se están encerrando en un cañón de enseñanza, que tiene casi 2000 años sujeto a la conservadora e involutiva tradición de ‘enseñar como me enseñaron’. Están dejando toda la riqueza de la propia investigación, de la evolución de los caminos, contradiciendo al mismo TAO del cual se llenan la boca. El TAO es fluir, dejarse llevar, ser agua en el caudal. Por el mismo principio, y en contraposición de la realidad docente marcial, es del TAO que un maestro vierta su expresión, su subjetividad, enriqueciendo el rol del maestro y la funcionabilidad del estilo.
Un maestro debe buscar constantemente la mejor y eficaz metodología (ortodoxa o no) con la cual llegar a cumplir sus objetivos. Ya lo dijo el padre del Judo Jigoro Kano «Las fuentes estimulantes de la acción son el instinto creador y espiritual de aventura».
¿Por qué gran caudal de profesores carece de tal instinto y ese espíritu? Porque debe seguir el verticalismo marcial al cual está sujeto. Si solamente por medio de la ayuda y las concesiones mutuas un organismo, que agrupe individuos en número grande o pequeño, puede encontrar su plena armonía y realizar serios progresos, en cuanto a la evolución docente.
Por mi lado, el rol docente debe poseer las siguientes características:
* Manejo total del conocimiento técnico Teórico- practico.
* Confianza en si mismo, base de todo equilibrio mental.
* Tener total conocimiento de la biomecánica aplicada alas artes marciales.
* Conocer física, estática y líneas de fuerza.
* Estar familiarizado con la táctica de todos los diferentes sistemas de combate.
* Contar con la idoneidad de saber levar una gran dinámica de grupo en cuanto a lo individual como a lo grupal.
* Saber encontrar virtudes y defectos.
* Dar a conocer su propia debilidad como maestro y como artista marcial.
* Poseer un alto grado de conocimiento en preparación física.
* Saber recuperar a un accidentado.
* Utilizar el dialogo simple pero conciso, y elevado, fluido de acuerdo al nivel que se encuentra el grupo.
* Programar el año de clase con objetivos de corto, medio y largo plazo.
* No olvidarse de cuando se fue alumno.
* Superar la omnipotencia y ser sencillo.
* Promover las inquietudes del grupo y escucharlas, apoyarlas y guiar, no ordenar.
* No avergonzarse de un error, cometería una equivocación.
* Buscar constantemente nuevas formas, métodos y sistemas.
* Estudiar y evolucionar.
* Leer y practicar.
* No olvidarse de ser artista, el arte se despega de adentro hacia fuera.
* Sentarse frente al grupo en círculo y discutir temas tácticos, teóricos y técnicos.
* No avergonzar a un alumno.

El saberse maestro implica escucharse eternamente «Puedo tolerar cualquier error de un maestro, menos que no sepa volar». Bien dice un proverbio ruso «Un sabio habla una vez y escucha doscientas».
Texto escrito por el Lic. Jorge Gionco, director de AAKBOX, en el año 1992.
Fuente:redmarcial.com.ar

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