«La limpieza enseña mucho.
Tomemos como ejemplo el mero hecho de utilizar la escoba: hay que sujetar el mango con ligereza y hacer llegar el ki hasta los pelos del cepillo, utilizarlo con agilidad, ligereza y fuerza. El principio es el mismo que para el sable o el bastón. Es un ejercicio que, barriendo todos los rincones, permite aprender a ver hasta los aspectos ocultos de las cosas.»
Tomado de: AIKIDO, etiqueta y transmisión. Tamura Nobuyoshi. Editorial Paidotribo.
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