Por Fernando Román
Una persona que practica aikido mejora la calidad de su vida en todos los sentidos. Con el constante entrenamiento mental y corporal se van entendiendo y asimilando los principios de sus técnicas. Estas están basadas en movimientos centrados y circulares que siempre van de acuerdo a las leyes del Universo.
El cuerpo se vuelve más flexible y coordinado, los movimientos se hacen sumamente precisos y sorprendentemente poderosos y espontáneos.
Así también, al aprender a tranquilizar la mente y funcionar con armonía respiratoria, los pensamientos e ideas se vuelven más puros y claros, dando paso a una concentración plena e incluso a un trabajo espiritual. Como consecuencia de este proceso, se aprende a vivir en armonía consigo mismo y con los semejantes.
El aikido crea en los Dojo o cada uno de los lugares donde se practica, un microcosmos, donde además de trabajar con nuestro cuerpo y mente y ayudarnos a mantener el organismo en buenas condiciones, se adquiere, a través de la aplicación y recepción de las diferentes técnicas, una gran sensibilidad hacia cualquier situación que amenace la armonía del lugar donde nos encontremos. Al igual que en el Dojo, el practicante llegará a captar fácilmente estas situaciones en la vida cotidiana y aplicará lo aprendido por las enseñanzas del aikido.
Ante cualquier conflicto e incluso antes de que éste nazca, alguien que realmente practique aikido, no chocará o discutirá con los demás y mucho menos llegará al pleito, si no que será capaz de encontrar el camino más adecuado y, permitiendo que fluyan las diferentes energías personales, podrá guiarlas para conservar la armonía y resolver los desacuerdos, sin desembocar en situaciones violentas.
Todo lo anterior hace que nuestras capacidades positivas encuentren un gran impulso y aprendamos a manejar los problemas que nos ofrezca la vida. Así es como se llega conducir nuestra existencia a través de una vida plena y se logra una forma de ser ecuánime con una verdadera civilización. En pocas palabras; quien practica aikido integra todo su ser (mente, cuerpo y espíritu), aprendiendo a la vez a vivir de una manera más positiva y sobre todo mucho más creativa.
Fuente:www.mexicoaikido.com
Comentarios recientes