Category historias y reflexiones

Mirarse a los ojos durante cuatro minutos

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Código lobo de una manada

Foto por Cesare Brai

Foto Césare Brai

Los primeros tres son los más viejos y/o los enfermos, ellos le marcan el paso a la manada. Si fuera al revés, los dejarían atrás y perderían contacto con el grupo, en el caso de una emboscada serían sacrificados.

Luego siguen en la fila los cinco más fuertes, son el frente del grupo. En el centro va la mayoría de la manada, y detrás de ellos siguiéndolos el segundo grupo de otros cinco fuertes.

El que va de último, va solo, el Lobo Alfa. Desde esa posición controla todo, puede verlo todo y decide la dirección. El Alfa puede ver a la manada completa. El grupo se mueve acorde al paso de los mayores, se ayudan unos a otros, se cuidan entre ellos.

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El jesuita

Colombia fue el primer país extranjero que conoció Jorge Bergoglio, así lo cuenta ‘El jesuita’. También me gusta el tango es el capítulo más íntimo del libro-entrevista El jesuita, que publicaron los periodistas Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti en el 2010, cuando Jorge Bergoglio ya era cardenal y su nombre había sonado durante la elección de Joseph Ratzinger como papa.
“Eso sí, nada del tipo Corín Tellado”, les respondió el hoy sumo pontífice a los autores después de que le plantearon hacerle un cuestionario sobre su vida cotidiana, sus gustos, sus afectos y sus costumbres.

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Este es un extracto de esa conversación:
¿Cómo se presentaría ante un grupo que no lo conoce?
Soy Jorge Bergoglio, cura. Es que me gusta ser cura.
¿Un lugar en el mundo? Buenos Aires.
¿Una pe...

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El portero del prostíbulo

No había en el pueblo peor trabajo que ser portero del prostíbulo.
¿Pero qué otra cosa podría hacer aquel hombre?
El hecho es que nunca había aprendido como leer ni escribir, no tenía ninguna otra actividad u ocupación.
Un día, entró como gerente del burdel un joven lleno de ideas, creativo y emprendedor, que decidió modernizar el lugar.

Hizo cambios y llamó a los empleados para dar las nuevas instrucciones.
Al portero le dijo:
-A partir de hoy, usted, además de estar en la entrada, va a preparar un informe semanal donde registrará la cantidad de personas que entran y sus comentarios y quejas sobre los servicios.
–Yo adoraría hacer eso, señor, balbuceó. – Pero no sé leer ni escribir.
– ¡Ah! ¡Cuanto lo siento! Pero si es así, ya no puede seguir trabajando aquí.
– Per...

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Ellos supieron escuchar

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Carlos y Gudrun Lenkersdorf habían nacido y vivido en Alemania.
En el año 1973, estos ilustres profesores llegaron a México. Y entraron al mundo maya, a una comunidad tojolabal, y se presentaron diciendo:
—Venimos a aprender.
Los indígenas callaron.
Al rato, alguno explicó el silencio:
—Es la primera vez que alguien nos dice eso.
Y aprendiendo se quedaron allí, Gudrun y Carlos, durante años de años.
De la lengua maya aprendieron que no hay jerarquía que separe al sujeto del objeto, porque yo bebo el agua que me bebe y soy mirado por todo lo que miro, y aprendieron a saludar así:
—Yo soy otro tú.
—Tú eres otro yo.
Eduardo Galeano, Los hijos de los días, marzo 17

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La tía Cochela tenía razón

En una muy humilde escuela de la zona de “Los Polvorines”, en cercanías de Campo de Mayo, Buenos Aires, en donde los niños concurrían tal vez más por obtener su plato de comida que para estudiar, estaba la maestra (que jamás se consideró una trabajadora de la educación), a pura vocación, ayudando a sus alumnos a hacer la tarea después del comedor, cuando súbitamente dos jóvenes seminaristas, flacos y embarrados hasta las rodillas, golpearon sus manos, a modo de pedir permiso para ingresar, ofreciéndose para colaborar en la educación de los chicos.

La maestra los invitó muy gentilmente a pasar y agradeció a los hombres de Dios su buena voluntad, pero les aclaró que ella no disponía en la escuela de dinero para pagar sus servicios, a lo que los visitantes respondieron “con q...

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El adolescente que aprendió sólo a construir un molino con chatarra

Malawi es uno de los países más pobres del mundo.

William Kamkwamba compatibilizó la escuela con el penoso trabajo en los campos de maíz hasta los 14 años, momento en que sus padres ya no tuvieron dinero suficiente para pagar sus estudios. Tuvo que dejar la escuela, pero su deseo de aprender y educarse era grande, y no se rindió. Siguió estudiando de forma autodidacta gracias a los libros que le prestaban en la biblioteca de la escuela primaria.

Un día, encontró por casualidad un libro llamado «Usando la energía», que describía cómo se podía obtener electricidad a partir del viento usando molinos eólicos. Para William, acostumbrado a una vida en Malawi donde sólo el 2% de la población tiene electricidad, aquello fue una revelación...

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Eulogia Tapia, símbolo de La Poma

Ajena a lo que pasa en el mundo, pero con el corazón abierto a los afectos, Eulogia Tapia, en La Poma, prov de Salta recuerda con alegría y con pena a su “amiga” Mercedes Sosa. Eulogia es aquella que en su juventud fue entretejiendo sentimientos a la distancia, trenzando lazos infinitos desde su rancho, al pie de un cerro, sin imaginar siquiera de niña que su nombre, cargado de simpleza, ocuparía con el tiempo un lugar destacado en el cancionero popular argentino. ¿Cómo recuerda a la “Negra” Sosa?, le preguntamos.“Con mucho cariño”, responde.

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“Ella cantó muchas veces la zamba que me nombra y me regaló un disco y me lo dedicó, aunque nunca lo pude escuchar porque no tengo dónde”, agrega con ingenuidad y ternura desde su morada, donde no llega la energía eléctrica...

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Todo un mar de agua

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Todo un mar de agua no puede hundir un barco
a menos que penetre en él.
Igualmente la negatividad del mundo no te puede humillar,
a menos que permitas que entre dentro de ti.

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Dios está en todas partes

Una mañana una mujer bien vestida se paró frente a un hombre desamparado, quien lentamente levantó la vista… y miro claramente a la mujer que parecía acostumbrada a las cosas buenas de la vida. Su abrigo era nuevo. Parecía que nunca se había perdido de una comida en su vida.

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Su primer pensamiento fue: ”Solo se quiere burlar de mi, como tantos otros lo habían hecho…“Por Favor Déjeme en paz !! gruñó el Indigente…Para su sorpresa, la mujer siguió enfrente de el. Ella sonreía – sus dientes blancos mostraban destellos deslumbrantes.?”¿Tienes hambre?” -preguntó ella. “No”, contestó sarcásticamente. “Acabo de llegar de cenar con el presidente … Ahora vete.”

La sonrisa de la mujer se hizo aún más Grande...

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