Catanas al aire

Ninja: asesino a sueldo especializado en artes marciales. Ninja Assassin: dícese del ídolo del pop coreano Rain transformado en implacable justiciero dispuesto a terminar con su maestro y los sanguinarios criminales que se han criado con él en un orfanato. La última película producida por los hermanos Wachowski no decepcionará a los fans del género: charcos de sangre, amputaciones y catanas que viajan a la velocidad de la luz. «He pasado demasiado tiempo en sets de rodaje hablando con los compañeros de las pelis de ninjas que nos fascinaban. Un buen día decidí que era hora de hacer algo al respecto», explica su director, James McTeigue, una mañana de noviembre en Nueva York. McTeigue no es nuevo en el mundo de acción sin límites de los Wachowski: ha trabajado como asistente de dirección en la serie Matrix y en Speed Racer, y se hizo cargo de realizar V de Vendetta. Rain forma parte de esta familia desde que se luciera conduciendo uno de los bólidos de Speed Racer. «Hemos trabajado a fondo las coreografías», continúa el director. «Rain tenía un asombroso entrenamiento como bailarín, y esto ha ayudado. También hemos contado con un presupuesto mayor que el que manejaban los directores de pelis ninja en los ochenta».
El guión hace un guiño a todos los tópicos
del género y sólo introduce un elemento
nuevo: una policía negra de la Interpol a quien el ninja renegado protege. Hay flashbacks que recuerdan la dura infancia y el brutal entrenamiento del maestro, pero, como cabe esperar, lo que prima es un número más que considerable de peleas. Des-
de la primera escena, el mensaje, teñido de
hemoglobina chillona, queda claro. «Busca-
mos de forma consciente una estética manga, no algo realista», aclara el director.
La realidad, sin embargo, fue bastante ardua para el protagonista. Rain recuerda aún con dolor el férreo entrenamiento al que tuvo que someterse. Empezó cuatro meses antes del rodaje, cinco días por semana, ocho horas al día. Aprendió kárate y taekwondo, y se sometió a una estricta dieta a base de pollo y verduras. «Lo más duro fue el tema de la comida. Ahora soy el rey de la comida basura», bromea. Y se congratula de que esta película le ha permitido trabajar junto a Sho Kosugi, una de las estrellas indiscutibles del género en los ochenta. Su obsesión durante el rodaje fue emular a su héroe de infancia, Bruce Lee. «Convertirme en un superninja», aclara el cantante.
Fuente:El Pais

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