Aikido y Danza Contemporánea

Por Jenet Tame
Las relaciones que existen entre la danza contemporánea y el AIKIDO pueden establecerse en diversos terrenos, podríamos hablar de los principios de movimiento, de los aspectos técnicos, reflexionar sobre la historia y la estética, etc., pero separar las distintas esferas del conocimiento iría en contra de la enseñanza que nos deja el AIKIDO.
Existen algunos aspectos fundamentales en el arte del AIKIDO que me parecen de suma importancia reflexionar con relación a la danza, sobre todo en el área de la enseñanza.
El AIKIDO es un arte marcial que nace en Japón creado por Morihei Ueshiba, surge en la primera mitad de éste siglo, por lo que en su concepción del mundo acepta y recoge los conocimientos que la ciencia ofrece al pensamiento moderno. La entraña filosófica del AIKIDO proviene del Shintoismo (religión que profesaba el fundador), aunque también tiene influencias del Budismo y el Confucianismo; pero el AIKIDO no es un arte religioso, contiene la sabiduría que encierran las culturas orientales, y aunque al penetrar en su pensamiento parece que estamos en el ámbito de la metafísica, su sistema es tan humanista que trasciende este aspecto.
Como expresión viva, rompe las barreras entre la experiencia humana y la ciencia, pues finalmente ésta última todavía no nos explica muchos de los grandes misterios de la vida.
Un aspecto básico del AIKIDO que lo diferencia de otras artes marciales y lo acerca más a la danza, es el hecho de que sus principios no se basan en la competencia sino en la comunión con el otro, no hay victoria ni derrota como nosotros la concebimos, no existe la competición. Entrena el espíritu y mantiene una constante búsqueda de la verdad, por lo que la acción física de su entrenamiento tiene una razón profunda de ser. En este sentido el AIKIDO es un arte del movimiento.
Sin entrar en particularidades y haciendo una generalización arriesgada, podría decirse que las técnicas de danza en las que nos formamos y las que hoy nos influyen, han tenido un origen que las justifica y les da sentido, plantean, aún antes de ser sistematizadas, preguntas fundamentales sobre la expresión dancística y la postura del hombre ante su cuerpo en el ámbito de su cultura.
El entrenamiento cotidiano nos determina -querámoslo o no- en nuestra expresión, es por esto de vital importancia conocer las motivaciones que impulsaron a la formación de una técnica.
Me pregunto entonces, ¿Por qué existe una constante separación entre el entrenamiento técnico y la creatividad?, ¿Entre la expresión coreográfica y la técnica?, ¿Entre los métodos pedagógicos de enseñanza y cómo realmente se enseña?, ¿Entre la forma y el contenido?, ¿Por qué el lenguaje continuamente se academiza y estereotipa?. Me refiero a la ruptura existente entre acción y pensamiento, entre pensamiento y espíritu, entre cuerpo y mente; porque finalmente la danza que se quiera hacer, es la resolución de cómo los coreógrafos y maestros planteamos el problema de la relación entre el cuerpo y la mente, ¿fragmentada?, ¿Unida?, ¿De qué manera?.
En el AIKIDO no debe haber separación entre técnica y expresión, entre las palabras y la acción, entre el pensamiento y el cuerpo, en el momento que esto sucede, el ideal se rompe y el AIKIDO deja de ser AIKIDO.
El AIKIDO es una enseñanza de vida que debe traspasar el entrenamiento físico, es una filosofía de la acción; sus principios filosóficos en su aspecto físico, son concebidos de una manera muy semejante a las ideas de la danza de este siglo ( la cual por cierto tuvo conocimiento, y en algunos casos influencias de las danzas orientales). El espacio es entendido en su tridimensionalidad y expresado a través de la espiral y el circulo, el tiempo es relativo, la gravedad es aprovechada y no negada, los contrarios se establecen en un juego dinámico para encontrar el equilibrio, la energía o lo que nosotros conocemos como tal, es concebida en un concepto complejísimo que engloba la vida misma, es el KI, el aliento. Todos estos principios deben de ir más allá de su entendimiento físico, son una abstracción vivida de las leyes que rigen la naturaleza y el universo. Son principios Universales.
En AIKIDO permanentemente se trabaja en pareja o con más de uno, esto conduce a una comunicación a través, no sólo de la intención, sino de la acción misma, por lo que cualquier engaño se hace evidente.
El ideal del AIKIDO es llegar a un estado de meditación en movimiento, en el cual, la conciencia y el cuerpo pueden establecer un contacto fluido y permanente. Algunos se preguntarán, ¿cómo es posible la meditación en movimiento dinámico?. No se trata de una meditación de contemplación, de ensimismamiento o beneficio personal, es una meditación de comunicación, por eso, sólo es posible experimentarla en la acción física con el otro; es un estado de vació-lleno que está contenido en el circulo, en el centro, de ahí que el HARA o centro del cuerpo, es vital.
Otro aspecto esencial es la respiración, la cual juega un papel importantísimo en el entrenamiento diario. La respiración nos permite relajarnos, vaciarnos y establecer un fluido permanente en nuestro cuerpo, además de que es la vía por la cual se accede a ese estado de meditación.
Existe otro campo vasto y complejo que nos ofrece el AIKIDO, y aunque sea muy brevemente no quisiera dejar de mencionar pues nos involucra directamente a los que nos dedicamos a la enseñanza; es el planteamiento de que el conocimiento sólo se puede adquirir a partir de la experiencia, y para lograrlo es necesario un entrenamiento riguroso, en el cual la forma siempre tendrá sutiles cambios pues requiere ajustarse a las circunstancias de la vida. La vida nunca se repite idéntica dos veces.
Finalmente lo único que queda decir, es que ser espectador del AIKIDO de Ueshiba, es mirar una danza maravillosa, precisa en su forma, elegante y fluida. Es definitivamente una poética del movimiento.
Fuente:www.mexicoaikido.com.mx

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