Nacemos, no con el conocimiento, pero con habilidades innatas para aprender de las experiencias que encontramos durante nuestro tiempo de vida. Estas habilidades no son las mismas para cada individuo, y deben mucho a la genética, los factores sociales, realidades políticas, así como la disponibilidad de una alimentación adecuada, la estimulación intelectual y espiritual, y la libertad para desarrollar plenamente las capacidades.
No hay garantías en cualquiera de las anteriores y sólo podemos expresar nuestra humilde gratitud por los dones que recibimos en realidad, de las unidades familiares, las estructuras sociales que nos apoyan y nutren, y el acceso extremadamente raro y no garantizado a los dotados mentores y maestros que tenemos la suerte de encontrar a lo largo de nuestro camino individual.
Cualquier conocimiento que sí adquirimos en nuestro camino, es igualmente influenciado positiva o negativamente, por la cantidad y calidad de la sabiduría y del conocimiento elaborado a partir de las experiencias probadas de esas mismas personas que ayudan a guiar nuestro desarrollo. Aún más importante, lo que finalmente decidimos hacer con este conocimiento, es para lo que debemos aceptar y reconocer cómo últimos responsables a nosotros mismos. No hay nadie más que nosotros para acreditar o culpar.
Creo firmemente que nunca tenemos derecho a ningún favor especial o condiciones por derecho de nacimiento, o a través de alguna otra circunstancia fortuita. Debemos aceptar con humildad que no hay garantías de apoyo, ya sea como regalo o incluso ganándolo al parecer con nuestro propio sudor, sangre y lágrimas. Por supuesto, nuestros talentos, esfuerzos y buena fortuna, todo cuenta para que sea más fácil para nosotros. Lo que podemos aprender y aplicar efectivamente de esa buena fortuna es secundario al punto principal de reconocer al «sensei interior», quien toma la decisión final.
En total honestidad conmigo mismo, yo estoy a cargo de mí, como creo, razono, siento y actúo en mi entorno y circunstancias. Puedo elegir lo valioso de las oportunidades que encuentro, a la vez que reconozca que hice muy poco o nada para necesariamente merecer el acceso a ellas.
Entonces me toca elegir a aquellos con los que interactuar, enseñar y aprender. No me puedo permitir estar obligado por ninguna noción social suscrita o manifiestamente arbitraria de «obligación, deber, respeto y amor», distintos de los que incondicionalmente estoy dispuesto a comprometerme de mantener y honrar.
Como buscador durante toda la vida de integridad marcial, valoraciones sociales probadas, y con suerte, un poco de habilidad y competencia, he adquirido ciertos valores utilizables, posibles niveles de aceptación social y la satisfacción interior, de haberme comportado lo mejor posible. También me he encontrado con muchos de los que creo que han demostrado ser dignos de ser considerados mis amigos, honrados compañeros, fieles estudiantes e incluso estimados mentores o maestros. Sólo puedo esperar que estos mismos individuos sientan de manera similar acerca de mí.
El tópico constante que he descubierto, es que ni he conocido ni aprendido de alguien que ha demostrado estar mejor calificado para ser mi sensei primario, aparte de este Sensei que reside, siempre ha residido, y seguirá residiendo dentro de mí, hasta el momento de mi muerte.
Todos los demás candidatos, dignos como lo fueron y lo siguen siendo hoy en día, son mis valiosos instructores ayudantes, que de buena gana me permiten elegir si y cuando necesito de su asesoramiento y valioso consejo. Como agradecido resultado, mi Sensei interior se ha beneficiado real y debidamente cultivando este tipo de relaciones con estas personas especiales, y seguirá honorando su existencia.
También continuo siguiendo con gran interés los diversos blogs, artículos y debates on line, y estoy particularmente fascinado por las personas notables, que hábilmente se remontan en la historia para apreciar mejor, iluminar, y nos ayudan a entender el fenómeno que fue Morihei Ueshiba, su identidad, su propósito y su impacto en la historia de la humanidad.
Aunque no pretendo comprender más que una fracción de lo que constantemente está siendo revelado, estoy muy agradecido de que se estén dando el debido crédito a esos esfuerzos. Nunca dejan de sorprenderme estas talentosas, probadas y bien interesantes y divertidas personas. Espero poder aprender más de ellos, y sus continuos e inspiradores descubrimientos.
También me siento inspirado por los muchos otros tipos de conversaciones que seguramente se han inspirado en ambas cosas tanto relacionadas con Aiki y Aikido. No pretendo ni entender o juzgar la idoneidad o beneficio de dichas conversaciones. Sin embargo, creo que es una medida de fuerza a las convicciones reales y sinceras, que conversaciones disidentes, o de otra manera aparentemente irrelevantes (e irreverentes) sean permitidas ser expresadas y evaluadas por sus propios méritos, sin necesidad de juicio o censura de la gestión de Aiki Web.
Por mi parte, admito ser más una persona intuitiva y arbitraria, robando las cosas buenas que me parecen útiles, y descartando el resto. Tiendo a hacerlo, no a causa de la falta del valor percibido, sino simplemente porque no encajan en mi sentido de aplicación o correcta adecuación en ese momento. Tal vez puedo y debo revisar estas ofertas cuando mi propia madurez crezca lo suficiente para permitirme reconsiderar su valor intrínseco y oportuno.
Mientras tanto, voy a seguir guiándome principalmente por aquel que más valoro, mi respeto crece y he llegado a confiar, el Sensei dentro de mí.
Es mi sincero deseo de tener también conversaciones estimulantes e interesantes con los Sensei primarios, que igualmente residen en ti.
Francis Y Takahashi
Traducción Carina
Fuente Aikido Academy USA
Comentarios recientes