Salud con el tomillo

Un tranquilo paseo por el campo nos puede reportar más regalos de los que pensamos. Esas pequeñas plantas que crecen, salvajes, y que a menudo pisoteamos inconscientemente, suelen ser en realidad humildes curadores naturales. Hay que conocerlas para recolectarlas o sembrarlas por nuestra cuenta, aunque también podemos comprarlas. De cualquier modo, es sorprendente el poder que ocultan.
El tomillo es una de esas sencillas especies, inadvertidas muchas veces, que nos cruzamos en cualquier paraje y que abundan en la península ibérica. Solo algunas de sus cualidades son conocidas a nivel popular. Sin embargo, es muy utilizado en farmacia y para productos de belleza, además de como aromático en muchas recetas de cocina. Veamos qué po
demos hacer con una simple infusión de esta planta.

Recolección y cultivo
En primavera se pueden recoger las hojas y flores de la planta. Se dejan secar en la sombra, y pueden guardarse en un tarro de cristal bien cerrado.
Puede hallarse en los terrenos terrosos; en los bordes de los caminos secos, entre matojos. Florece desde finales de invierno al comienzo de la primavera, aunque en octubre suele haber una segunda floración.
Para su cultivo, conviene un riego moderado, cuidando de no dejar encharcado el suelo alrededor para no pudrir las raíces. Necesita sol, y es aconsejable transplantar en otoño, cuando alcance unos 10 cm.
Características del tomillo
Este pequeño arbusto de la familia de las labiadas, de flores rosadas o blanquecinas y hojas lanceadas y abundantes, que solo alcanza unos 50 centímetros de altura, posee múltiples aplicaciones.
Hay constancia de que fue utilizado por los antiguos egipcios para la conservación de sus momias, por su alto poder bactericida. Lo que está comprobado es que es un eficaz antiséptico (gracias al aceite de timol que contiene), que sirve para limpiar pequeñas heridas, para la higiene bucal o tratamiento de aftas, dolor de muelas o encías y para el lavado de los ojos en casos de conjuntivitis o enrojecimiento ocular por irritación.
Se utilizan sus flores y sus hojas, en infusión, secas o frescas. En la cocina, es un conocido condimento aromático y digestivo, para aderezar toda clase de platos o para elaborar aceites o vinagres con hierbas.
Contra la tos y los trastornos digestivos
El tomillo ha sido usado contra la tos ferina. Es antiespasmódico, expectorante y broncodilatador, por lo que es útil para la tos persistente e incluso el asma.
En aromaterapia, se recomienda su esencia para combatir la sinusitis, bronquitis, ansiedad, depresión y otras afecciones. Además, estimula las defensas y se puede usar como alopécico.
Es astringente, por lo que está indicado en las diarreas leves, y también es un buen calmante de los espasmos intestinales y gástricos. Favorece la digestión y evita la formación de gases. Una tacita de la infusión de las hojas o las flores, después de las comidas, es ideal para ese efecto.
Más efectos saludables del tomillo
Se ha comprobado que también evita los síntomas del dolor menstrual, como jaquecas, irritabilidad o retención de líquidos.
Tiene propiedades antirreumáticas, por su alto contenido en timol.
Es relajante y somnífero suave, en casos de fatiga o pesadez generalizada.
Es rico en niacina (vitamina B3), importante compuesto necesario para el suministro de glucosa al cerebro y la conservación de los vasos sanguíneos; y contiene naringenina, un flavonoide que favorece la circulación. Por todo ello, ayuda en los casos de falta de memoria.
Como dijo el mismísimo Hipócrates, “no los remedios, sino la naturaleza, es la que cura, consistiendo la virtud de aquellos en ayudar a esta”.
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