Quizás la muestra más visible del espectacular incremento de la riqueza privada en China pase inadvertida a los ojos comunes: los guardaespaldas particulares.
Trabajan como conductores o ayas, o se mezclan en el cortejo de algún hombre de negocios como secretario, portador de cartera o un simple adulador. A diferencia de los guardaespaldas de EEUU, no suelen ser altos e imponentes. De hecho, muchas son mujeres, porque en teoría las mujeres llaman menos la atención. Y también a diferencia de lo que ocurre en EEUU, nunca andan con armas de fuego, pues en China está prohibido que el ciudadano común las porte. Sin embargo, los guardaespaldas chinos son expertos en artes marciales, entrenados para desarmar o someter un atacante con algunos empujones y rápidos movimientos de mano.
“En C...
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