Meditaciones para encontrarse con uno mismo

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Cuando se te haya ofendido de cualquier manera, recuerda que el que ofende siempre sufre más que la persona ofendida.

No sientas envidia por la capacidad de auxiliar que otro tenga. Debe más bien alegrarte que tal poder exista, para ayuda de aquellos a quienes el tuyo no alcanza.

Así como no hay dolor que no envuelva la promesa de un goce futuro, tampoco hay flaqueza que no deba transformarse algún día en una noble cualidad.

Cuando ayudes a otro, no olvides que la energía que él pone al servicio de un defecto puede convertirse, gracias a tu ayuda, en energía que habrá de utilizar para manifestar una virtud. No podrás cambiar la energía en sí misma; pero trata de cambiar su forma y dirección.

El mejor modo de persuadir a una persona para que siga un buen consejo, consiste en practicar uno mismo aquello que se aconseja.

Extraído de El Sendero del Servicio
(G. S. Arundale)
Fuente: taotien

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