¿Se considera una ecologista, en el más amplio sentido de la palabra? Sí, pero no fanática. No me gustan los fanatismos. Soy profundamente ecológica, pero por respeto. Tenemos un planeta a nuestra disposición y tenemos que respetarlo. De la misma forma que soy ecológica en mi relación con las personas y conmigo misma. Creo, sobre todo, en la fílosofía. del respeto, pero sin fanatismos. Creo en la evolución del mundo con sus nuevas tecnologías, aprovechándolas al máximo, pero manteniendo el respeto por la naturaleza.
Nacida en Lisboa en 1944 empezó a tocar el piano a la edad de tres años y dio su primer concierto en público a los cinco años y no había cumplido 10 años cuando ya ganó el primer concurso (de Juventudes Musicales Portuguesas). Entre 1953 y 1960 trabaja intensamente con Campos Coelho y Francine Benoit. A los 16 se graduó en el Conservatorio de Lisboa, habiendo estudiado Piano, Composición, Armonía y Teoría. A partir de 1960 una beca concedida por la Fundación Gulbenkian le permitió estudiar con Rosl Schmidt en la Musikhochschule de Munich y con Karl Engel en Hannover, estudios en Alemania («de los que guardo un recuerdo horrible; sus fantasmas me persiguen todavía hoy»afirma la pianista). En 1970 ganó el Concurso conmemorativo del Bicentenario Beethoven celebrado en Bruselas y, ya desde entonces, conciertos, grabaciones, recitales, la fama. Entre los pianistas que marcaron positivamente su vida artística destaca: «El que más me influyó en la juventud fue Dinu Lipatti. Le oí en discos. Sólo con los discos me marcó profundamente. Fue en cierta manera mi profesor espiritual. De la actualidad, el pianista que más admiro, con el que tengo una comunicación mayor, es Radu Lupu». «Centro para o Estudo das Artes» Más recientemente un proyecto que comenzó a madurar hace veinte años ya es una realidad el «Centro para o Estudo das Artes», Proyecto belgais , un centro para el estudio de las artes enclavado en una finca de su propiedad -doscientas hectáreas de olivos, eucaliptus, pinos, naranjos y encinas- próxima a la ciudad de Castelo Branco, en la región portuguesa de «La Raya», y a menos de cincuenta kilómetros de la frontera con España por Cáceres. En mitad de un valle, y tras recorrer más de doce kilómetros por una pista forestal sin asfaltar, está la Granja Belgais. La granja que Maria João Pires ha acondicionado como hogar y escuela, sufriendo a menudo la incomprensión del Gobierno de Lisboa, cuenta con un huerto y un olivar. La pianista y su equipo son casi autosuficientes en ese refugio -incluso producen aceite-, donde se ha formado un coro de niños, que en su mayoría viven en Castelo Branco, y donde unos pocos alumnos se encierran allí periódicamente para recibir enseñanzas, en una atmósfera de inusual creatividad. «Tenemos que aprender que podemos hacer casi todo, en vez de comprarlo», dice Pires, que también ha diseñado las cortinas de Belgais, que luego su hermana cosió. «Lo demás es consumismo e incapacidad para crear». Por la casa y su patio central, con un pequeño estanque rodeado de naranjos, circulan jóvenes que lo mismo llevan una partitura bajo el brazo que regresan de la huerta. Los moradores de Belgais se reúnen a comer y cenar, y luego, en un pequeño auditorio de gran acústica invadido por la penumbra, en el que reinan dos pianos de cola (aquí grabó la artista su último disco con sonatas de Beethoven), hacen música. «En el fondo, el arte no se enseña, reconoce Pires. Podemos, eso sí, dar un apoyo a quienes quieren trabajar en la materia creativa. Pero es utópico hablar de la transmisión de conocimientos cuando se habla de arte, aunque siempre es positiva una cierta atmósfera y el trabajo en equipo en diferentes áreas, porque la parte musical sólo es una faceta del artista». En Belgais también se preocupan de los oyentes. «Hemos organizado aulas de música con gente del pueblo, y les decimos que cuando se tiene una vida más armónica todo se vuelve mejor. La sinceridad se transmite también en las interpretaciones», dice la pianista portuguesa. Sus planteamientos le han valido el premio Unesco a la defensa de los derechos humanos, sobre todo de mujeres y niños, que recogió hace diez días. Cuando se le pregunta el lugar más adecuado para que un músico defienda esos maltratados derechos, Pires esboza una sonrisa y responde sin un ápice de duda: «Mejor fuera del escenario» Granja de Belgais 6005-150 Escalos de Baixo Portugal telephone: (+351) 272 467 539 fax: (+351) 272 467 649 centre@belgais.net . «La ciudad -confiesa Pires- me hace perder la energía. Lo contrario que a mucha gente». Allí asegura haber encontrado la felicidad. «Amo la naturaleza, comprobar de cerca cómo se transforma. En ella puedes encontrar de todo. ¡Cuán pretenciosos somos en comparación con la naturaleza! ¡Cuán grande es y lo pequeños que somos nosotros!». De baja estatura, fuerte en su fragilidad, mirada penetrante y manos diminutas -en la muñeca derecha lleva tatuado un delfín- María Joao Pires, vegetariana, ecologista, de palabra cordial pero enérgica, ha encontrado en Belgais el lugar donde desarrollarse como persona y como artista. Belgais es, «además de una forma de vida», un lugar en el que creadores de todo tipo (pintura, escultura, literatura, poesía, danza, música,…) pueden intercambiar experiencias y conocimientos. Una realidad y no una utopía -«utópicas son las escuelas tradicionales. En todo caso sería una utopía humanista», dice- que busca, ante todo, profundizar en «el arte de la vida». Actividades educativas Esta especie de oasis creativo acoge cursos para adultos de todo el mundo y proyectos dirigidos a los jóvenes, basados, no sólo en expresiones artísticas, también en el contacto con la naturaleza y una filosofía de libertad de pensamiento, a través del intercambio humano. «Todas las actividades educativas de Belgais se basan en el mismo objetivo: que las personas intenten conocerse a sí mismas para expresarse». Sin duda, los niños de la zona, sin acceso a cualquier forma de expresión artística, representan la principal motivación de Belgais. «Tenemos un proyecto para una escuela primaria experimental en dos idiomas, que, al mismo tiempo, está basada completamente en la expresión artística. También estamos comenzando con un Coro Infantil profesional con 30 niños», explica Maria Joao Pires. «Las escuelas no hacen a la gente feliz. No nos ayudan a conocernos o encontrarnos a nosotros mismos». Allí ha grabado su último disco, centrado en la Sonata «Claro de luna» de Beethoven, que junto a Mozart, Schubert y Chopin son las cuatro columnas que sostienen el edificio musical de Pires. En todos los aspectos de su creación -desde el papel utilizado en la carpeta, reciclado, hasta los poemas impresos en ella- ha trabajado la pianista y su equipo. En su granja de Belgais -«no es mía, es de todo el mundo», puntualiza- Pires pone el mismo interés en practicar con el piano que en colaborar en las tareas domésticas o en cuidar la huerta. «No busco estar cómoda, sino estar donde las cosas suceden. Busco la verdad. Como artista eres tan importante como la mujer que limpia o atiende la cocina. No me creo más importante que ellas». Si hay algo que preocupa a Pires en estos momentos es cómo conseguir dinero para su proyecto. El Gobierno portugués la tiene muy disgustada, aunque acaba de darle un dinero, «absolutamente insuficiente», y trabaja para encontrar otros patrocinadores privados. En España ha encontrado «mucho interés y receptividad» y ya tiene previsto en noviembre una reunión con la Junta de Extremadura. En Belgais, una muestra más de su rebeldía como persona y como artista -«soy rebelde para muchas cosas», asegura- está todo su patrimonio personal, el dinero que ha ganado en todos estos años. «Mis hijos saben que el dinero no será para ellos. Están muy metidos en el proyecto y saben lo que tengo que hacer», afirma esta mujer empeñada en abrir las puertas de este centro «a todo el que venga con nuevas ideas». La espiritualidad está en la atmósfera de esta antigua casa rehabilitada y en cuya construcción ha colaborado Pires con sus propias manos. «Rezo todos los días, a Dios y a mí misma», afirma quien no se siente atraída por ninguna religión en concreto y que asegura encontrar cosas positivas en todas. Libertad es palabra frecuente en sus labios. Hace años dijo que lo de ser artista era el camino para ser libre. Hoy, transcurrido el tiempo, dice: «no creo que encontremos la libertad antes de la muerte, pero la sentimos. Es la estructura de nuestra alegría». Y para sentirse bien, una receta: «la verdad, con la gente y contigo mismo. La primera regla en mi vida es la verdad, ante los demás y ante mí misma. Entrevista P. ¿Ha realizado su sueño de vivir y trabajar en Belgais o aún le falta mucho? R. Aún nos falta mucho. Sólo tenemos dos apoyos económicos y nos falta bastante por conseguir. La Deustche Grammophon nos ha asegurado que, si el nuevo disco tiene éxito, organizarán una colección especial grabada aquí y no sólo conmigo, sino con otros artistas. Hasta el momento tenemos sólo dos patrocinadores: el Ministerio de Educación portugués y un banco que nos ayuda para los conciertos. P. ¿El Gobierno portugués ya regularizó los atrasos de las subvenciones? R. Sí. El nuevo ministro de Educación es una persona muy seria y, por primera vez, tengo muy buenas relaciones con ese departamento. No obstante, necesitamos de más apoyos, porque estamos organizando muchos proyectos. Además de la escuela de educación e iniciación a las artes para los niños, hemos puesto en marcha un coro profesional infantil y otras ideas, lo que nos plantea grandes problemas financieros. Me parece extraño que no obtengamos subvenciones cuando la Ley del Mecenazgo ofrece desgravaciones del 120%. Tal vez sea porque somos un centro experimental… P. Las autoridades españolas, y en concreto la Junta de Extremadura, han expresado gran interés en colaborar en su proyecto, especialmente para las dos regiones a ambos lados de la frontera. R. El intercambio con España es muy importante. Durante el verano tuve que aplazar varias reuniones con la Junta de Extremadura por razones de trabajo, pero estamos buscando una fecha para noviembre. El 80% de nuestro presupuesto se dedica a la educación y el 20% a los conciertos u otro tipo de experiencias. La gente de esta zona necesita mucha educación, aunque ellos no lo perciban así. No entienden que, a través del arte y la cultura, pueden tener acceso a muchas cosas que el dinero no consigue. Espero que alcancemos un acuerdo con España, lo que será muy beneficioso para los dos países y sobre todo para las dos regiones fronterizas. Fuente:es.geocities.com
Disfruten de Schubert – Impromptus Op. 90, N. 4, D 899 aqui
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