La alternancia Uke / Tori

El gesto, la técnica aiki es vivida y experimentada desde los dos lados. El practicante es, en su experiencia, tanto Uke como Tori. Él encarna las dos figuras por ambas caras de la moneda, el relieve y el hueco, el equilibrio y el desequilibrio, la estación “de pie” y la caída, conducir y ser conducido. Uke y Tori son el mismo. Cierto es, no realmente al mismo tiempo, pero el hombre es un animal de memoria y la huella de Uke está aún fresca en Tori cuando éste proyecta a Uke, que ya se está viendo como Tori…

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Esta alternancia acordada – que es justamente el hecho de la práctica y no de lo que ésta supuestamente simula – es sin duda nuestra mejor herramienta para ayudarnos a avanzar por el camino de la unificación definida por el “Ai”. Uke y tori son el mismo, sobrepasando por mucho el estatus de simples compañeros. Y esta conciencia, en cuanto se impone, enmarca de manera muy estrecha los comportamientos e ilumina con toda claridad la perspectiva, el proyecto Aiki. Ella nos dice, en efecto, que la actitud general y el cuidado constante están enfocados a esforzarse por beneficiar al otro tanto como a sí mismo, de obrar a una elevación mutua y recíproca en el seno de la práctica. Esta voluntad, constatémoslo, no expresa nada más que el ideal que el aikido intenta desplegar en toda circunstancia, tanto en el dojo de la práctica como en el dojo de la vida.

Cuidar de su compañero es cuidar de sí mismo, hacerse bien y darse la oportunidad de una comprensión más profunda. Entonces, Tori no masacrará a Uke, y Uke hará lo posible por crear la situación de intercambio más fructífera. Y no se trata aquí, en ningún caso, de complacencia, sino por el contrario, de una exigencia que tenga efectos muy concretos tanto sobre el bienestar como sobre la progresión de cada uno.

Y es por la exigencia que Tori se pone a sí mismo a no controlar a Uke por medio del dolor o del traumatismo lo que le obligará a mejorar la globalidad de su acción y la gestión del desequilibrio (totalmente evidente sobre nikyo, sankyo, shihoo nage, kote Gaeshi… pero también para absolutamente todas las técnicas). Y es también el prohibirse a utilizar el atemi como una sanción o para ocultar errores técnicos (sino como una herramienta de atención destinada a percibir las distancias y direcciones peligrosas) que exigirá interrogarse permanentemente para cada desplazamiento. Es intentar no sorprender a Uke por medio de aceleraciones hasta el límite de la ruptura (sino, por el contrario, de conducirle de manera calmada hasta la caída) lo que lleva a afinar la escucha y el ritmo.

He aquí pues algunos ejemplos muy concretos de cómo la manera en la que Tori respeta a Uke participa no sólo a la serenidad del intercambio, sino que es también factor de progreso técnico al mismo tiempo que de plenitud física. Y esto no es todo: Este compromiso a sobrepasar todo carácter traumatizante en la práctica es también lo que nos autoriza a llevarla al máximo y no a “parecerlo”. Y no es más que integrando esta exigencia de no ser en ningún caso destructor en la concepción misma de la técnica que podemos luego esperar realizarla totalmente, sin que se vea truncada, sin tener que “simular”, sin que sea traicionada ni falseada en el dojo.

Será pues plena y solamente la expresión de ella misma, sin que necesite para existir la referencia a un “en otras circunstancias” hipotético y por lo tanto irreal. Este respeto de la integridad del compañero como la de uno mismo, que va de la mano con la voluntad de darle beneficio, de llevarlo siempre un poquito más lejos de su capacidad es un trabajo sobre sí mismo tanto como sobre el otro y nos ayuda de esta manera a no equivocarnos de enemigo. Este respeto, esta atención, no deben ser vistos como un perdón, un gesto de clemencia (una especie de guinda sobre el pastel), la cual estaría sólo permitida después de haber conseguido su dominación. Es mucho más que eso: Comprender que no puede haber más que una solución ganador/ganador que sea satisfactoria es el motor mismo de la tentativa de resolución de la dualidad y de la oposición. Esta exigencia, esta restricción es el principio, el corazón y la finalidad de la búsqueda.

Y, para volver a nuestra experiencia de practicante, es llamativo constatar hasta qué punto es la aplicación concreta de esta idea, materializada por la alternancia de roles, la que estructura la relación Uke/Tori y que funda la realidad de nuestra práctica, su originalidad y, de paso, la posibilidad de disfrutar tanto tiempo.

Y es, en buena parte, por medio de esta concepción, que se realiza la unificación de “la escuela” y de “la vida“.

Franck Noël.
Traducción José Maria Sevilleja
Fuente Facebook

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