El Rol del movimiento en la educación integral del hombre

Por Rene Daumal
Algunas veces, uno de los accidentes de la vida –desgracia un profundo y conmovedor encuentro- hace estremecerse el ficticio y sólido edificio que un ser humano ha construido para comodidad de su existencia. Afectado en lo que el cree que son sus raíces, él es consumido por un instante por el fuego de una pregunta, de una duda: Quien Soy YO? Para qué vivo? Adonde voy? En este instante de realidad el piensa. Pero estos momentos son casi siempre excepcionales y accidentales, particularmente para el hombre preparado –condicionado por actitudes sociales- retraído en los círculos viciosos, de las sombras de su conciencia- que nuestra civilización produce en abundancia. Pero la apariencia del equilibrio del edificio es raramente comprometida de una manera seria. Para la pregunta “quien soy yo”, el estado civil, los primeros nombres, los apellidos, las posiciones, las profesiones, los títulos, los rangos, los círculos sociales, los espejos, las ambiciones, las vanidades y la pereza, están ahí para dar la fachada de una respuesta. Si la persona es ligeramente de naturaleza especulativa, su pequeña filosofía interna también tendrá respuestas para éstas preguntas vibrantes – respuestas brillantes, consoladoras o aproximadas – en reserva.. Y el hombre; se establece nuevamente bajo su mecanismo ilusorio, en las olas de este mundo, dónde a veces un recipiente real deja su estela. Por otra parte, cómo podrá el resolver éstas preguntas? Aún mirándolas directamente – como en el tiempo de Jacob los hombres confrontaron ángeles ardientes en las cimas de las montañas y lucharon con ellos, quemando sus miembros- que puede él hacer? Dónde comenzar? Es muy difícil comenzar cuestionando todo, si uno no ha visto o por lo menos escuchado de un camino abierto, sin importar cuán duro o estrecho puede ser, en la búsqueda por una respuesta real. Pero en la lógica milagrosa de la vida, parece ser que cada verdadero buscador podrá encontrar la ayuda externa, las señales en el camino que necesite: no un vehículo que pueda transportar al hombre sin esfuerzo, en el cual pueda descansar y le permita ser conducido, sino un dedo preciso que siempre indique la más directa, y la más severa vía, en un área donde cada uno, para avanzar adelante, pueda contar sólo con su propio esfuerzo. Qué hacer, dónde comenzar para aquellos que se han estremecido con la duda, para aquellos que no han perdido el deseo de su infancia de buscarse a sí mismos, de experimentar consigo mismos, de construirse a si mismos? Y qué hacer para prescindir de las experiencias infantiles, que son a menudo largas y dolorosas, para guiarlo a través de una senda de desarrollo humano normal (No quiero significar de conformidad con las reglas externas y arbitrarias, sino siguiendo la evolución real y completa de la conciencia investida en un individuo humano). No hay falta de educadores o supuestos instructores que crean o hagan creer que ellos han encontrado la llave, el sistema ideal. En realidad, estos sistemas casi siempre centrados en una idea u observación que es verdadera, pero parcial. Para algunos, la educación perfecta debería ser totalmente natural, el desarrollo animal de la bestia humana; para otros, el cultivo de la espontaneidad y sensitividad sobre todo; para unos terceros, el ejercicio metódico de las facultades intelectuales. Casi siempre, ellos pondrán el acento en una disciplina particular, querida para ellos; cultura física, deportes, camping, pintura, música, filosofía o historia natural. Casi siempre, hay hombres con corazones llenos de buenas intenciones, y algunos de ellos son eminentemente peligrosos, porque imponen uniformemente sus buenas intenciones, sus conceptos limitados, sus manías o aún sus tic, en los estudiantes que les han sido confiados, sin darse cuenta de que un método educativo dado, excelente para algunos, puede hacer de otros lisiados mentales.
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