Viento del noreste, pista cero – tres, hasta aquí oigo los motores.
ella pasa como una flecha, y resuena en mis oídos.
y el asfalto mojado tiembla, como un velo de polvo de lluvia,
hasta que despegue y flote hacia el sol.
Sobre las nubes la libertad debe ser ilimitada.
todos los temores y preocupaciones, se dice,
quedan escondidos debajo de ellas, y luego,
cualquier otra cosa que parecía importante y grande
de repente se hizo nula y pequeña.
Sigo viéndola mucho tiempo, la veo escalando las nubes,
hasta que las luces poco a poco se difuminan en el gris de la lluvia.
mis ojos han perdido ya aquel punto ínfimo
sólo desde la distancia todavía suena monótono el zumbido de los motores.
Sobre las nubes …Entonces todo está tranquilo, me voy…
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