La palabra

Este hermoso poema lo adjunté como comentario al original de La Palabra «Aikido»


Nació

la palabra en la sangre,

creció en el cuerpo oscuro, palpitando,

y voló con los labios y la boca.

Más lejos y más cerca

aún, aún venía

de padres muertos y de errantes razas,

de territorios que se hicieron piedra,

que se cansaron de sus pobres tribus,

porque cuando el dolor salió al camino

los pueblos anduvieron y llegaron

y nueva tierra y agua reunieron

para sembrar de nuevo su palabra.

Y así la herencia es ésta:

éste es el aire que nos comunica

con el hombre enterrado y con la aurora

de nuevos seres que aún no amanecieron.

Aún la atmósfera tiembla
con la primera palabra

elaborada

con pánico y gemido.

Salió

de las tinieblas

y hasta ahora no hay trueno

que truene aún con su ferretería

como aquella palabra,

la primera

palabra pronunciada:

tal vez sólo un susurro fue, una gota

y cae y cae aún su catarata.

Luego el sentido llena la palabra.

Quedó preñada y se llenó de vidas.

Todo fue nacimientos y sonidos:

la afirmación, la claridad, la fuerza,

la negación, la destrucción, la muerte;

el verbo asumió todos los poderes

y se fundió existencia con esencia

en la electricidad de su hermosura.

Palabra humana, sílaba, cadera

de larga luz y dura platería,

hereditaria copa que recibe

las comunicaciones de la sangre:

he aquí que el silencio fue integrado

por el total de la palabra humana

y no hablar es morir entre los seres:

se hace lenguaje hasta la cabellera,

habla la boca sin mover los labios:

los ojos de repente son palabras.

Yo tomo la palabra y la recorro

como si fuera sólo forma humana,

me embelesan sus líneas y navego

en cada resonancia del idioma:

pronuncio y soy y sin hablar me acerca

al fin de las palabras al silencio.

Bebo por la palabra levantando

una palabra o copa cristalina,

en ella bebo

el vino del idioma

o el agua interminable,

manantial maternal de las palabras,

y copa y agua y vino

originan mi canto

porque el verbo es orígen

y vierte vida: es sangre,

es la sangre que expresa su substancia

y está dispuesto así su desarrollo:

dan cristal al cristal, sangre a la sangre

y dan vida a la vida las palabras.

Pablo Neruda

Fuente: Peacefulrivers

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