El dilema de la energía interna y externa en las artes marciales

Por Roberto Gonzalez Haramboure
Como dice el antiguo proverbio: «Detrás de cada leyenda hay una historia real». Esta premisa se reafirma día a día cuando la ciencia ha sido capaz de demostrar, con hechos concretos, la esencia real de situaciones o fenómenos hasta el momento mistificados. Las Pirámides de Egipto, las Líneas de Nazca en el Perú y los monolitos de la Isla de Pascua en Chile son solo algunos ejemplos.
En todos esos casos el saber moderno, en lugar de refutar las creencias imperantes las ha reafirmado, pero ofreciendo al mundo su real explicación, que ocasionalmente es muy simple y siempre ha estado al alcance de todos. Este aspecto, a su vez, defiende la vigencia del planteamiento de que: «Nada existe en contradicción con la naturaleza, sino con lo que conocemos de ella».
En congruencia con los planteamientos anteriores, las artes marciales constituyen un tema aún muy desconocido… y consecuentemente envuelto en un velo místico. No obstante, de manera progresiva, se han ido develando múltiples secretos como el caso de los legendarios ninjas que en lugar de caminar sobre el agua esquiaban sobre sus sombreros dobles, que en vez de desaparecer eran capaces de utilizar el mimetismo y camuflaje, o que en lugar de poder vivir bajo el agua respiraban a través de pajillas de bambú mientras estaban sumergidos al asecho.
En esta oportunidad nos dedicaremos a lo que seguramente constituye el tema más controvertido de las artes marciales: la energía. Comenzaremos por el significado científico de ese término, reconocido como «la capacidad para realizar un trabajo».
Como es obvio, en dependencia del tipo de trabajo a realizar será en consecuencia el tipo de energía, que puede ser química, eléctrica, mecánica, magnética y otras.
En el caso de las artes marciales se habla de energía «interna» y «externa», así como su relación. Con respecto a la energía interna, reconocida como KI, se identifica generalmente como: energía interior, espíritu, mente, voluntad, etc. No obstante el mejor el mejor concepto de eso se explicó en el libro del emperador amarillo
En el contexto de las artes marciales, Altamiras, J. (2001), basado en el milenario criterio expuesto en el Libro de Medicina Interna del Emperador Amarillo (Hoang, H. siglo V a. J. C.), planteó que para potenciar las posibilidades funcionales orgánicas es imprescindible cumplir con tres elementos como son:
– Jing: (relacionado con el nivel físico) «La esencia de la vida o Jing está compuesto tanto por los diversos líquidos y fluidos corporales, como por los diversos órganos, piel, huesos y otras partes de la anatomía humana».
– Ki : (relacionado con el nivel energético) «Dirige al Jing, puesto que son los procesos orgánicos que actúan sobre el mismo, manteniendo su correcto funcionamiento».
– Shen: (relacionado con el nivel mental) «Dirige al Ki, puesto que consiste en controlar estos procesos de forma consciente y voluntaria».
Desde el punto de vista de las ciencias fisiológicas modernas, en total conciliación con el tradicional criterio, Guyton, A. C. (1977), planteó: «El papel último y más importante del Sistema Nervioso Central (S.N.C.) es controlar las actividades corporales». (116) El propio autor explica que el S.N.C., para lograr este control actúa sobre los llamados efectores, que en este caso son los músculos esqueléticos, las fibras lisas de los órganos internos, y las glándulas endocrinas y exocrinas y otros. Seguidamente se muestra de forma gráfica esta coincidencia: Esta este punto vemos la llamada energía «interna» depende del necesario control psicológico actuando sobre aspectos bioquímico-fisiológicos como la termorregulación, resíntesis de A.T.P., oxigenación y nutrición celular, frecuencia cardiaca y respiratoria, eliminación de sustancias de desechos metabólicos otros, que finalmente actúan sobre los distintos órganos para que pueda llevar a cabo su función de manera eficiente.
Por su parte la energía «externa» o Kime se define como: terminación completa, remate decisivo, final concreto con concentración, aprovechamiento de la energía física y mental en el momento del impacto y otros. Sobre este tema en el Reglamento Competitivo de Karate-do (2002) se menciona entre los requisitos para una ejecución competente y se define como: «focalización de la potencia»
Este Kime, que lógicamente es la expresión del KI, se concreta mediante una serie de aspectos que garantizan directamente las ejecuciones, movimientos y acciones con la adecuada capacidad. En ese caso tenemos aspectos morfo-biomecánicos entre los que se encuentran:
– Morfología: Contracción y relajamiento muscular.
– Biología: Capacidades física; Fuerza, resistencia, rapidez, etc.
– Mecánica: Articulaciones, planos y ejes corporales, que permiten la ubicación espacial de los segmentos corporales y su variación para la ejecución técnica-motora.
Como puede constatarse, y reafirmando el milenario criterio, es imprescindible una adecuada integración entre las llamadas energía «interna» y «externa» por cuanto:
– Sin una buena concentración psicológica no será posible movilizar todo el organismo hacia una buena acción motora, aún con músculos bien desarrollados.
– Sin unas células lo suficientemente oxigenadas será imposible realizar una acción, por mucha concentración psicológica.
– Por muy buena disposición mental y desarrollo de capacidades físicas, no se logrará una adecuada acción si no se tienen en cuenta los aspectos técnicos del movimiento.
En esa relación vemos que, hablando científicamente de la energía, vemos que al misma en los ejemplos mencionados transita de eléctrica a química, de térmica a mecánica y otras; reafirmando el precepto de que la energía no se crea ni se destruye sino se transforma.
Hasta este momento hemos tocado los puntos referidos a la energía interna y externa, y su necesaria unión, pero falta conocer precisamente ese punto de contacto. En ese caso se reconoce como el Kiai, o «unión de la mente». Es en este punto donde confluye la intención y la acción.
A continuación se muestra de manera gráfica toda la información antes referida.

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