Hace seis años durante nuestras vacaciones en Mar del Plata, visitamos el puerto, un lugar pintoresco y uno de los atractivos de la ciudad. Por su puesto también fuimos a la escollera donde un perfume especial te lleva al refugio de varias familias de lobos marinos, hace muchos años que viven allí. Es muy divertido observar la pereza con la que pasan los días en la reserva, descansando de no hacer nada en todo el día. Cuando quieren comer simplemente se dan un chapuzón, para pescar algún pez allí mismo en el fondo o saltan sobre alguna lancha pesquera, buscando los restos de la última salida al mar.
Luego te puedes acercar a donde las lanchas descargan la pesca del día y te tropiezas con Juan Carlos, la mascota del puerto, él observa tranquilamente el trabajo de los pescador...
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