Los aborígenes australianos utilizaban el canto para caminar, su canto propio y el canto propio de los otros.
Parece ser que las canciones de la creación de los antepasados se mantienen en la memoria de los aborígenes, y cuando un aborigen hereda un canto o “ensueño”, también hereda la responsabilidad de mantener la tierra en la forma en la que los Antepasados la cantaron en los primeros tiempos.
Los muchachos aborígenes, cuando llegaban a la adolescencia, se los mandaba a hacer el “Walkabout”, un paseo en solitario por el desierto australiano durante más o menos medio año. Este rito iniciático estaba estrechamente vinculado a la tierra. Los iniciados seguían antiguos “songlines” o senderos de canciones o de ensueños, y aprendían a hallar la comida, el agua y el refugio en las rocas y los árboles que sustentaron a sus ancestros. Y en dicha búsqueda alcanzaban la profunda conciencia en uno mismo que solo se logra con la soledad. Partían como niños y regresaban como hombres.
Fuente Una antropologa en la luna
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