sobre el enorme océano extendido
en el invierno como una brizna verde.
Todo yace, el silencio,
el desarrollo gris, la luz pesada
del espado, la tierra intermitente.Por encima de todo fue pasando
un vuelo
y otro vuelo
de aves oscuras, cuerpos invernales,
triángulos temblorosos
cuyas alas
agitándose apenas
llevan de un sitio a otro
de las costas de Chile
el frío gris, los desolados días.Yo estoy aquí mientras de cielo en cielo
el temblor de las aves migratorias
me deja hundido en mí y en mi materia
como en un pozo de perpetuidad
cavado por una espiral inmòvil.
Ya desaparecieron:
plumas negras del lugar,
pájaros férreos
de acantilados y de roqueríos,
ahora, a medio día
frente al vacío estoy: es el espacio
del invierno extendido
y el mar sé ha puesto
sobre el rostro azul
una mascara amarilla.
Pablo Neruda
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