La mariquita, ese encantador coleóptero que puebla nuestros jardines, puede transformarse en un zombi sin voluntad que protege las larvas de la avispa Dinocampus coccinellae y luego se convierte en su alimento.
Un estudio liderado por la bióloga Nolwenn Dheilly, de la Universidad de Stony Brook, en Nueva York, describe el proceso: la avispa pone sus huevos dentro de la mariquita; a los 20 días, una cría sale de su casera y se envuelve en un capullo que su víctima cuida quedándose quieta sobre él.
¿Por qué? La avispa, además de depositar sus huevos, inocula a la mariquita el virus DcPV, que ataca su sistema nervioso y le causa parálisis. Para acabar, las larvas se comen al bicho por dentro.
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