A volar
Leñador,
no tales el pino,
que un hogar
hay dormido
en su copa.
—Señora abubilla,
señor gorrión,
hermana mía calandria,
sobrina del ruiseñor;
ave sin cola,
martín-pescador,
parado y triste alcaraván:
¡a volar,
pajaritos,
al mar!
Di: Marinero en tierra, Rafael Alberti
El domingo hace dos semanas di un paseo al rastro cerca del Faro 2 y de vuelta me encontré con un pajarito al que había visto ya varias veces, pero nunca tan cerca como para sacarle una buena foto. Ya en casa busqué su nombre en google y aprendí que es el protagonista no sólo de una de las obras principales de la literatura Sufí, sino también de una ópera alemana.
La obra magna de Faríd od-Dín ‘Attár(1142-1220) uno de los maestros sufíes más sabios El lenguaje de los pájaros es una profunda reflexión sobre el anhelo humano en busca de Dios y el encuentro con él.
Hace un relato simbólico en el que todos los pájaros del mundo se reúnen un día, cansados de que su país carezca de un rey al que recurrir en tiempos malos, como aquellos por los que estaban pasando. Inmediatamente entra en escena la abubilla -el mismo pájaro que había servido de guía al rey Salomón- y les comunica que, pese a que ellos ignoren si tienen un rey, ella sabe donde se encuentra:”Tenemos un legítimo rey, reside detrás del monte Kaf. Su nombre es Simorgh, es el rey de los pájaros. Él está cerca de nosotros y nosotros estamos alejados de él”, les cuenta. Después de la expectación inicial que sus palabras provocan entre los concurridos, las aves comienzan a dar sus excusas, una vez que ya han descubierto las dificultades que deben pasar en el camino para ir a buscar al Soberano. El ruiseñor declara tener suficiente con el amor de la rosa, la cotorra se refugia en su cansancio después de años encerrada en una jaula de hierro, el pavo real confiesa no tener mucha ambición, la perdíz se ha rendido a la belleza de las joyas y así sucesivamente.
Una nueva intervención de la abubilla los despierta definitivamente de su letargo y es así como inician la ruta para ver el rostro del Simorgh, atravesando seis valles peligrosos: el valle del amor, el valle del conocimiento, el valle de la independencia, el valle de la unidad, el valle del asombro y el valle de la muerte. Después de muchos sucesos, en la escena final del libro, los treinta pájaros que llegaron vieron miles de soles, miles de lunas y estrellas igualmente hermosas. Cuando finalmente el Chambelán de la Corte Real retiró, una después de la otra, las cien cortinas que daban a la sala, entonces la más viva luz iluminó sus rostros, y fue ahí, junto al trono del Rey, donde se contemplaron a sí mismos en la faz indescriptible del Soberano y supieron que ellos y Simorgh(significa literalmente los treinta pájaros) eran uno sólo.
En este caso la abubilla es encarnación de la verdad y de la sensatez.
La abubilla y el triunfo del amor filial es una ópera con música de Hans Werner Henze y libreto, en alemán, del propio compositor, inspirado en leyendas árabes y persas.
Carina
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