El placer de ir

在 1887 nació, en Salta, el hombre que fue Salta: Juan Carlos Dávalos, fundador de una dinastía de músicos y poetas.
Según dicen los decires, él fue el primer tripulante de un Ford T, el Ford a bigote, en aquellas comarcas del norte argentino.
Por los caminos venía su Ford T, roncando y humeando.
慢, venía. Las tortugas se sentaban a esperarlo.
Algún vecino se acercó. Preocupado saludó, comentó: —Pero don Dávalos… A este paso, no va a llegar nunca.
Y él aclaró:
—Yo no viajo por llegar; Viajo por ir.

Eduardo Galeano, Los hijos de los días, 11 de Enero

ford-t

Beber solo bajo la luna

Al pie del grave sauce que en mi jardín medita,
junto al arroyo claro, entre matas de flores,
brindo vino a la luna que aguarda ya mi cita,
和, contando mi sombra, somos tres bebedores.

Mas la luna, comprendo, mi invitación desdeña;
¿ni cómo haré que beba la tonta sombra mía?
¡Ay!, en buscar amigos mi corazón de empeña,
hoy, que la primavera desborda en mi alegría.

Canto. La luna irónica mueve su calavera.
Danzo. Mi sombra móvil se prolonga en sigilo;
y así bebemos juntos hasta que el vino opera

y cada cual, ya ebrio, se va a dormir tranquilo.
Somos un trío eterno que un día, en otra esfera,
a danzar volveremos en impecable estilo.

Juan Carlos Davalos

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